Capítulo 21 🌷

546 46 6
                                    

«El verdadero error»

Alex

La tensión reinó en el departamento cuando Julia lo abandono, únicamente me digno a mirar a las dos mujeres detrás de mí para comunicarles con solo una mirada que deben hacer exactamente. Por suerte estas lo entienden y desaparecen con rapidez de mi campo visual, únicamente dejándome con una furia inexplicable dentro de mí.

Marco varias veces el móvil de Julia, pero me manda directamente al buzón de voz. Sospecho que se quedó sin batería o simplemente no tiene la energía suficiente como para escuchar nuevamente una estúpida excusa de mi parte.

Tomo asiento en el enorme sofá con la intención de tranquilizar mis nervios, pero se me hizo imposible de tan solo imaginármela sola por ahí. Es tan buena y amable qué cualquier idiota le podría hacer algo que pudiera lastimarla, pero no más que yo obviamente. Yo soy el verdadero idiota que recibió la cosa más hermosa del mundo y únicamente sabe lastimarla, hacerla, dudar de todo y no entenderla.

—Eres un idiota Alex — Murmuro dejando caer mi espalda sobre el sofá mientras suspiro del cansancio.

Me quedo amanecido hasta que llega la hora de ir a la comisaria, el hecho de haber estado una semana al lado de Julia e ignorando por completo los desastres que me persiguen en esas paredes me había hecho olvidar lo caótico que se siente volver a portar el uniforme azul, pero igualmente lo hago, aunque con poca energía para ser sincero.

Algo falta en el departamento y creo que hasta los animales son conscientes de lo que falta y no puedo culparlos por mirarme como si fuera su peor enemigo. Yo mismo me las he arreglado para perder lo único que le había dado sentido a mi patética vida. A veces ella piensa que solo yo le he dado cosas buenas desde que nos conocemos, pero no es consciente de que desde el momento en la que la vi supe que era ahí donde encontraría mi felicidad.

Mis relaciones siempre fueron en mal en peor, nunca me queje de ello hasta que realmente me lastimaron. Pensé con firmeza que el amor no era algo hecho para mí, pero de repente ella aparece con su luz inconfundible, sus ojos verdes y su sonrisa tan definida que solo transmite paz a las personas a su alrededor para descompaginar todo mi alrededor.

Yo no tenía previsto tener que abrir mis ojos día tras día con la única esperanza de centrarlos en ella, paso tan de repente que ni siquiera puede negarme a las cosas que su presencia me hacía sentir. Fue como una estrella fugaz, arraso con cualquier tipo de intento que tuve para no enamorarme de ella, pero fue más que inútil porque terminé a sus pies rogando solo por un poco de atención de su parte.

🌷

Una vez en la comisaria me apresa el hecho de escuchar los teléfonos sonar, los oficiales corriendo de un lado a otro y mi jefe gritando como de costumbre. Ignoro todo mi alrededor solo para caminar hacia los vestidores, una vez allí me encuentro con mi compañero, el cual ya está obviamente listo para salir a patrullar.

—Llegas tarde — Me comunica mientras se coloca su placa en el uniforme —¿Algún problema?

—No tengo ganas de hablar de eso — Comento serio desviando mi atención hacia mi casillero.

—¿Problemas en el paraíso? — Pregunta curioso.

—Te dije que no quiero hablar del tema — Le recuerdo haciendo evidente mi mal humor.

Termino de vestirme y prepararme para patrullar en un eterno silencio, los demás oficiales me ven como si fuera un perro rabioso, pero intento ignorarlos por completo si no terminare por explotar.

—Hale — Nombra el oficial Chávez — ¿Qué te tiene de mal humor? ¿Esa gordita que tienes por novia? — Agrega y luego las risas de mis compañeros lo acompañan como si fuera un gran idiota.

Amar No Es Para Gordas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora