Capítulo 20 🌷

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«Una vuelta inesperada»

Julia

Después de horas de viaje al final llegamos a la ciudad y los sonidos de esta inmediatamente llegan a fastidiarnos, aunque intento disimular lo mejor que puedo, es evidente que Alex sabe lo que me ocurre.

—Todo estará bien, ¿sí? — Me asegura mientras me abraza y el estrés mágicamente desaparece.

Ambos subimos al departamento cubiertos de las cosas que habíamos llevado a la cabaña, pero en el momento en el que nos encontramos en frente de la puerta esta fue abierta por arte de mágica. Aun si creerlo, miro a los ojos a la madre de Alex, la cual parece estar muy sonriente.

Tras nuestro último encuentro intento sonreír lo más sincera posible, pero al fin al cabo ambos entramos al departamento dejando las cosas en la entrada. La sorpresiva presencia de un figura femenina alerta todos mis sentidos, pero aún más cuando veo de quien se trata.

Lorena me sonríe con cinismo desde la mesa del comedor, lleva puesto su traje negro, típico de una maldita abogada. Su cabello suelto cayendo por sus hombros y una maquillaje simple, pero favorable para ella.

—¿Lorena? — Pregunta Alex asombrado para luego mirarme a mí y saber con exactitud mi incomodidad.

—No sabía que tenías una amiga tan linda — Decreta Regina con cierta ironía —Me ha ayudado a preparar la cena — Comenta sonriendo.

—Una alegría volver a verte Alex — Habla esta vez Lorena mientras se pone de pie y camina hacia Alex con cierta intención de parecer sensual.

Mientras Regina caminaba hacia la cocina, Alex toma la mano de Lorena con fuerza, logrando lastimarla solo a penas. Su cuerpo está tenso y su mirada únicamente expresa cierto enojo hacia ella.

—¿Se puede saber qué carajos estás haciendo aquí? — Pregunta Alex entre dientes —¿Acaso no te prohibí volver a mi departamento?

—Suéltame — Le pide ella susurrando, cuando este lo hace ella se incorpora con orgullo y me ve a los ojos —Pensé que sería divertido compartir una cena juntos, después de todos somos amigos, ¿no es así Julia?

No puedo articular ni una palabra, me siento paralizada ante todo lo que me rodea. Las inseguridades vuelven a atacarme sin ningún tipo de aviso, mientras más la observo más me convenzo de que soy una mierda y que todo esto me sucede por algo.

—Ya no — Digo con un nudo en mi garganta —Echaste nuestra amistad por la borda — Agrego intentando contener mis ganas de arrancarle uno por uno esos mechones rubios.

Regina sale de la cocina con una bandeja de comida y todos hacemos el esfuerzo de que no se note nuestra incomodidad.

—La cena está lista — Anuncia ella con una sonrisita para nada inocente —Siéntense a la mesa.

—Es hora de cenar Alex — Dice Lorena con una mueca de burla en sus labios.

Ellas toman asiento en la mesa, pero Alex se acerca a mí para tomar mi mano con fuerza y llevarme hacia allí con la intención de no soltarme. Tomo asiento y siento que cada bocado que dé será una probada de veneno puro de estas dos serpientes que luchan por cuál de las dos me verá fracasar.

Regina comienza a servir la comida en los platos y realmente, aunque parezca imposible, a mí me sirve una comida diferente. Lo único que puedo ver en él es que es todo verde, con verduras de todo tipo, mientras que ellos comen pasta.

—¿Te molesta lo que te he servido? — Pregunta Regina fingiendo pena —Quería darte lo mejor para tu cuerpo.

—Mamá, esto es una falta de respecto — Emite Alex furioso —No permitiré que trates a Julia de esa manera.

Amar No Es Para Gordas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora