Capitulo 4 🌷

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«Pleitos y alguien en el medio»

Julia

Las clases de anatomía son de lo peor, estrujan mi cerebro al máximo y salgo sin ganas de nada, pero igual forma debo presentarme a mi trabajo. Con mis pies cansados me dirijo a la parada del bus que me lleva hacia la cafetería, por suerte este pasa a tiempo por la parada y no tardo en subirme y pagar mi boleto.

Por desgracia hoy me toca turno noche y debo quedarme hasta tarde en la cafetería, no importa si nadie viene porque yo de igual manera debo cumplir mi horario. Aquello termina por estresarme, pero no soy la única persona en esta ciudad que estudia y trabaja al mismo y debo asumir la responsabilidad y mantener mi trabajo, ya que no encontraré otro si me despiden.

Llego al trabajo y finjo una sonrisa al ver que la cafetería estaba llena de gente desesperada por su orden, algo contacto visual con Jacob y su mirada me comunica que necesita urgente mi ayuda. Corro a colocarme mi uniforme y cuando estoy lista me coloco en el medio de la caja para comenzar a cobrar las órdenes de la gente.

Sé que las horas comenzaran a pasar muy lentas y que ambos tendremos la mala suerte que ser víctima de la enorme cantidad de gente que comenzara a llegar para la merienda. A nuestro alrededor tenemos grandes empresas y hasta una comisaría a la cual les encantaba nuestro café, por lo que desde hoy para mí comenzaba la tarea de llevar dichos pedidos de un lado a otro.

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Las horas sí que pasaron lentas y mientras yo me encuentro preparando los últimos detalles para el pedido que debo entregar en la comisaria. Jacob se prepara para terminar su turno, realmente intento no demostrar que lo estoy envidiando muchísimo, pero él lo sabe y yo lo sé por lo que vivimos en paz.

Camino por las calles de la ciudad en busca de la comisaria y en cuanto al encuentro cruzo la avenida, pero como idiota que soy no veo que un auto se acerca a toda velocidad hacia mí y que no tengo la posibilidad de moverme porque ya es muy tarde. Una patrulla se coloca enfrente mío prohibiéndole el paso al auto, salvando mi vida en cuestión de segundos.

El conductor del auto se baja listo para golpearme si fuese necesario, me increpa con tal violencia que logra asustarme.

—¿Acaso no ves antes de cruzar? — Grito cerca de mi oído —¿O tu pansa te lo prohíbe? Gorda — Se quejó y en ese momento las puertas de la patrulla se abren con fuerza.

Alzo la vista y me encuentro con que se trata de Alex y su nuevo compañero, veo que en su rostro que no tiene aquella mirada amble sino una de ira sin poder controlar.

Retrocedo del sujeto que aún se encuentra gritándome insultos bastante ingeniosos mientras, por otro lado, intento no chocar con nada más. Alex se coloca enfrente mío a modo de protector.

—Gracias por llegar oficial — Anuncia el sujeto —Esta idiota no ve por dónde camina y casi la mato.

—¿Quiere presentar cargos? — Pregunto Alex en calma.

—Por supuesto que si — Contesto el cretino.

—No le preguntaba a usted — Le comunica sonriendo falsamente —Sino a la señorita.

Su mirada se centra en todo lo que respecta mi cuerpo y aquello no hace más que poner mi rostro rojo como un maldito tomate, veo que este me sonríe levemente y esto hace que me sienta menos amenazada.

—¿Yo? — Pregunte insegura.

—¿Por qué ella debería presentar cargos? Se cruzó en el camino como si fuera inmortal.

Amar No Es Para Gordas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora