Capítulo 23 🌷

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«Enferma despedida»

Julia

Un nuevo día comienza en la gran ciudad de Boston, yo, por otro lado, lo comienzo en la cama de Thomas, digamos que mi rutina no va más allá de ir a la cafetería, prepararme para las prácticas en el hospital y bueno, dormir con Thomas. Dormir con él es muy diferente a estar con Alex y por más que lo intento no puedo evitar compararlos, ya que Thomas no hacía más que hacerme sentir segura y por más que pasara una mujer hermosa, él solo me mira a mí y eso es algo que Alex nunca pudo darme.

—Buenos días a la mujer más hermosa — Saluda Thomas entrando en la habitación con el desayuno servido en una bandeja —¿Cómo dormiste?

—Muy bien, gracias a ti — Sonrió algo avergonzada.

—No hay nada que agradecer, es un placer para mi ser el que te vea desnuda — Me guiña para luego sentarse en la cama conmigo.

Sonrió a sus palabras para después darle un sorbo al exquisito café que ha preparado, Thomas no hace más que observar cómo hago cada mínimo movimiento como si fuera algún tipo de obra de arte.

—¿Por qué me miras de ese modo? — me sonrojo — Me intimidas.

Este sonríe levemente haciéndome poner más nerviosa de lo que ya estoy —Te ves hermosa e incluso cuando recién te despiertas — da por hecho acariciando mi mejilla con su suave mano.

Ambos desayunamos en silencio para luego ser interrumpidos por el sonido del timbre del departamento, me coloco en alerta sin saber quien cruzara por esa puerta. Nadie sabe mi situación y lo que menos quiero es que Alexander sea la visita inesperada, que el hecho de cruzar esa puerta no haga más que condenarme como la zorra que siento que soy.

Thomas se levanta de la cama, lo veo alejándose de mi aún vestido con su pijama, imito su acción y me acerco hasta la puerta de la habitación, siendo consciente de que la persona que cruza la puerta puede ser mi perdición.

Para mi sorpresa se escucha una voz femenina y la insistencia de Thomas para que abandone el departamento. Reconozco esa voz chillona en cualquier lado, cuando esta entra en el apartamento logro darme cuenta de que mis sospechas son acertadas, Celeste hace acto de presencia con sus aires de mujer diva haciendo resonar sus tacones por todo el departamento.

—Quiero ver quien es la zorra por la cual me has dejado Thomas — chilla como una niña caprichosa.

—Ella no ha tenido nada que ver en mi decisión — comenta calmado — Y deja de insultar, es mucha más mujer de lo que tú serias en años.

—¿Entonces si hay otra? — exclama aún más furiosa —Hemos tenido este compromiso por años y de repente crees que estás en posición de negarte a este — dice con lágrimas en sus ojos.

—Nunca te ame Celeste, hasta un tonto era capaz de darse cuenta — decreta caminando hacia ella —Hazme un favor y lárgate de mi hogar.

—Hasta que ella no de la cara de aquí no pienso irme — dispone de una manera firme.

Psicológicamente, no me encuentro preparada para enfrentar la ira de una mujer incontrolable con aires de caprichosa, se nota que lo ha tenido todo en la vida y el simple hecho de ser abandonada rompe todos los esquemas de esta.

De igual manera salgo de mi intento de escondite, aun con el pijama que Thomas me había dado. Mi cabello está desordenado y mis pies descalzos, mis manos tiemblan de los nervios y procuro no transmitir mi poca paciencia.

—¿Tú? — pregunta como realmente sorprendida —¿Me has dejado por esta bola de grasa? — pregunta volteándose hacia donde Thomas se encuentra —Realmente has caído bajo.

Amar No Es Para Gordas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora