«Fiebre caótica»
Julia
Mi pie ha mejorado con rapidez, ya puedo caminar sin quejarme y Alex nunca ha dejado de tratarme como una reina. No sabía que aparte de policía también es médico o experto en cuidados intensivos. A pesar de mi altercado con mi torpeza, todo ha estado marchando de maravilla y aunque deseo que estos días pasen más lentamente. La vida parece darme a entender que aquello obviamente no sucederá.
Me quedo mirando un punto fijo de una manera un tanto sospechosa, segundos después mi vista se nubla solo un poco y me despabilo para intentar entrar en razón. Procedo a ponerme de pie, pero mis pies parecen haberse dormido, ya que en cuanto quiero dar un paso termino en el suelo recibiendo un golpe en la cabeza.
Microsegundos después, Alex hace acto de presencia en la habitación y se sorprende al verme en el suelo, pero luego me ayuda a ponerme de pie llevándome a la cama.
—Tu pie aún se encuentra débil — Me comunica haciendo que estire mis piernas —Te va a costar volver a caminar.
—No es eso — Murmuro, siendo lastimada por la cantidad de luz que hay en la habitación, cubro mis ojos con dificultad y recibo una mirada juzgadora de Alex.
Este procede a colocar su mano sobre mi frente para luego hacer una mueca de desagrado absoluto, besa mi frente con delicadeza y cierro mis ojos para poder disfrutar de sus suaves labios sobre mí.
—Estas que ardes — Comenta y aún tengo los ojos cerrados.
—Gracias — Sonrió de costado.
—No, realmente vuelas de fiebre, Julia.
Río ante su comentario, mientras que por mi cuerpo recorre un extraño escalofrío, miro a mi alrededor extrañada de lo que me rodea, intentando contener mis ganas de ponerme a llorar de la impotencia.
—Descansa — Me recomienda Alex colocando su mano sobre mi frente —Traeré paños de agua fría para bajar la fiebre — Agrega poniéndose de pie para luego dar algunos pasos hacia la puerta de la habitación.
Me acomodo en la cama con fastidio mientras observo como Alex no quita su mirada de encima de mí, se ve preocupado y aquello me dolía. No deseo preocuparlo por idioteces, pero él hace que hasta la mínima cosa sea importante y no puedo negar que eso me encanta.
Proceso a cerrar unos segundos mis ojos con la intención de descansar, pero mi mente no piensa lo mismo que yo y decide torturarme. Todo va tan bien hasta ahora que creo que estoy preparándome para arruinar todo, es como una atracción al caos que siempre tuve y creo que tendré por el resto de mi vida. Me dijeron que me autosaboteo cuando estoy a punto de conseguir la felicidad porque pienso que no me la merezco y tal vez tengan razón.
Alex entra en la habitación con un recipiente en sus manos y una tela para luego dejarlo sobre la mesa de luz y besar mi frente con delicadeza, procede a escurrir la tela y luego colocarla en mi frente. Sostiene mi mano con fuerza mientras se arrodilla a mi lado, mi respiración se vuelve un poco más lenta y esto llega a alarma al hombre que se encuentra a mi lado.
—Alex — Nombro con dificultad.
—¿Qué pasa? ¿Te duele algo?
—Puedes dormir conmigo — Le pido sin dejar de mirarlo.
—Obvio — Sonríe para luego dar la vuelta y recostarse a mi lado mientras me abraza con fuerza.
🌷
Cuando despierto me encuentro un poco mejor que antes y por ello me pongo de pie intentando no despertar a Alex, el cual aún se encuentra a mi lado como un firme soldado. Camino lentamente hacia el baño de la habitación y me despojo de mi ropa una vez allí dentro, enciendo la ducha e introduzco mi cuerpo sin pensarlo en el agua fría.
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Amar No Es Para Gordas ©
RomanceEl amor siempre fue algo a lo que me he negado, no tenia pensado de hecho no estaba en mis posibilidades amar a alguien. Siento que el amor debe ser mutuo y si ni siquiera yo puedo amarme a mi misma ¿Como podria amar a otra persona? Acostumbrada a...