Capítulo 27 🌷

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«Un rompecabezas por completar»

Julia

Se siente extremadamente feo el pensar en alguien que ya no forma parte de tu vida, tu mente es invadida por pensamientos que no hacen más que confundirte aún más. Y tu imaginación se convierte en tu peor enemiga, mostrándote futuros posibles que ambos pudieran haber tenido.

Y es como me siento en este momento, mirándome al espejo, preguntándome que tan idiota tengo que ser para tomar decisiones tan erradas. Pero una mirada de el basta para acomodar todas mis putas dudas, sus ojos fijos en mí me hacen sentir la persona más débil del mundo, demostrándome que todo lo que creí enterrado jamás se fue, solo se ocultó para esperarlo a él.

Me autoconvencí de que podía amar a otra persona a la fuerza, intentando considerar en nuestra familia y en lo que estábamos creando juntos, pero aquello jamás funciono. Lo miro a los ojos y le miento constantemente, yo no lo amo y el sí a mí.

Durante todos estos años viví en modo automático, sin reaccionar demasiado exagerada a ciertas situaciones, a mantener un perfil bajo y no darles importancia a mis sentimientos. Que el dolor que constantemente sentía en el pecho cuando escuchaba su nombre, solo era algo a lo que debía acostumbrarme.

Iba predispuesta a olvidarlo, a sacarlo completamente de mi vida y hacer la ley de hielo. Saber de su existencia, pero que esta no me afectara en absoluto. Pero una mirada de el bastada, juro que lo hacía. Para hacerme sentir la mujer más desgraciada del mundo, que mis sentimientos no eran correspondidos y que él nunca volvería a mí o tal vez nunca estuvo conmigo como yo desee.

—¿Dr. Miller? — Pregunto una voz femenina a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

—Dígame — Contesto mirando hacia un punto fijo.

—Ha concluido con todos los pacientes que tenían turno — Me informa con mucha paciencia —Se la precisa en emergencias.

—Voy en camino.

Mientras me dirijo hacia la sala de emergencias, mi mente parece volar por cuenta propia, pero incorporo mi postura intentando concentrarme en mi trabajo y en bienestar de mis pacientes. Al entrar a dicha sala, esta parece un caos, mucha gente caminando de un lado a otro, al igual que los médicos y enfermeras.

A mis oídos llega el sonido de la ambulancia y no hago más que correr hacia la entrada de esta, me preparo para asistir al paciente que viene en ella. Cuando las puertas se abren, veo que se trata de un oficial de la policía y su compañero junto a los paramédicos. Conozco a ambos, Jake y Alex.

—Herida de bala con entrada en el abdomen, pero sin salida. Intentamos parar el sangrado, pero se nos está complicando.

—Al quirófano — Les ordeno a mis internos con mucha tranquilidad.

Mientras la camilla se encuentra en movimiento, me subo sobre ella para comenzar a hacer presión en la herida. Mis manos y mi uniforme terminan cubiertos de la sangre de Jake, el cual entra en pequeños paros cada cinco segundos.

Al dejarlo en las manos de los cirujanos, me bajo de la camilla, mientras que detrás de mí se encuentra un Alex con la mirada perdida, a punto de romper en llanto, sus manos ensangrentadas y su cuerpo temblando.

—Alex — Nombre intentando buscar alguna respuesta de su lado.

—No la vi — Susurro llevando sus manos a su cabeza —No vi el arma.

—Tranquilo — Le digo mientras me acerco lentamente a él —Todo va a estar bien, los médicos harán lo posible para sacar la bala y parar el sangrado.

Amar No Es Para Gordas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora