¡5!

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Tonks se había ido de casa de sus padres cuando obtuvo su empleo en el ministerio. Había alquilado un bonito apartamento muy cerca del centro de Londres, tenía una sola habitación y lo indispensable, su madre había insistido en dos habitaciones, pero ella creía que eso no era necesario.

No pensaba en tener compañeros de cuarto ni algún visitante que no soportara dormir en el sillón. Charly y Penny eran sus mejores amigos y ellos siempre estaban dispuestos de dormir incluso en el baño.

Remus tuvo muchos departamentos, pero al morir su padre, su antigua casa en Yorkshire había regresado a sus manos. Era pequeña, tenía dos cuartos, de los cuales uno era usado como biblioteca, además de un salón donde él pasaba sus transformaciones de luna llena, su jardín era grande y próspero, Remus nunca sabía cuándo sería la próxima vez que unos tomates o una manzana lo salvarán de pasar hambre.

La relación de Remus y Tonks había sido muchas cosas además de tormentosa, pero misteriosamente estaban gozando de un periodo de felicidad que los hacia olvidar lo que pasaba afuera.

Habían tenido una semana de esas que esperas que nunca terminen, había sido el cumpleaños de Ted y después el cumpleaños de Tonks, Remus no había pisado su cabaña en mucho tiempo.

Entonces espero hasta la última hora para despedirse.

-Cariño, mañana trabajas temprano así que me iré hoy -dijo mientras lavaba los platos al estilo muggle.
-¿Por qué tienes que irte?
-No quiero hacerlo, pero hace tanto tiempo que no voy a mi casa que me preocupa su estado.
-Pero Remus...
-Además tú estarás en el trabajo y tengo que arreglar unas cosas para la luna llena.
-De acuerdo.

La hora de irse llegó.

-Que tengas buen día en el trabajo mañana, patea muchos traseros y nos veremos en la noche.
-Remus.
-¿Si?
-No te vayas.
-Me tengo que ir, ya te he dicho que...
-No, no, escucha, vete, pero no regreses con las manos vacías, trae tus cosas. Ya no te vayas nunca.
-Tú... ¿tú quieres decir que vivamos juntos?
-Sí.
-Sí.
-¿Sí?
-¡Sí!

Tonks se tiró sobre él, rodeándole el cuello con las manos.

-Dora, yo quería decírtelo antes pero no estaba seguro si tú querías.
-Claro que quería, desde hace mucho.
-¡Entonces vamos a vivir juntos!

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora