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Una de las pocas conversaciones amigables entre Molly y Sirius había sido antes de la llegada de los chicos.

-Sirius, me gustaría saber cuántas habitaciones hay en la casa -dijo Molly mirando escaleras arriba.
-Son ocho, más la biblioteca, el estudio y el ático. ¿Crees que quepamos todos?
-No lo sé, ¿cuántas crees que podamos hacer habitables?
-Tal vez siete de ellas, la habitación de mis padres ni de broma.
-Bastará con ellas, Tú, Remus -Molly contaba con los dedos-, Arthur y yo, Ginny y Hermione, Fred y George, Ron y Harry, y nos sobra una.
-Por lo general Tonks se queda a dormir, ¿verdad Lunático?
-Sí, algunas veces -contestó Remus como si nada.

Ahora los niños habían pasado tres días en el cuartel general, todos excepto Harry.
Sirius disfrutaba mucho tirar las cosas y los chicos habían logrado instalar un aire fresco en la casa.

Una noche de insomnio gracias a la posición de la luna, Remus bajo por un poco de chocolate caliente. Molly lo conocía tan bien que dejaba un poco solo para calentar, cuando paso por la sala vio una silueta encaramada en un sillón; era Tonks.
Ella estaba muy cansada, servía a la Orden en misiones y servía al ministerio en horario laboral.

-Tonks... -Remus no podía dejarla ahí. La cargo con todo el cuidado del mundo y ella se acurrucó contra su pecho.
Subió las escaleras hasta la habitación disponible, pero estaba cerrada, Remus pegó la oreja a la puerta.

-Es Mundungus -susurró Tonks.
-Estás despierta.
-Sí, bájame.

Remus obedeció, Tonks se frotó los ojos y se estiró a tal grado que su camisa corta dejo ver su ombligo.

-Trate de despertarlo, pero no pude y estaba muy cansada para irme a mi casa, solo quiero dormir.
-Ven, acompáñame.

Tonks siguió a Remus un piso más arriba y tropezó tres veces por llevar los ojos cerrados.

-Ire a la cocina, tal vez esto te quede muy grande -dijo acercando una de sus pijamas-, pero estarás cómoda.
-¿Dormirás aquí?
-No, iré al cuarto de Sirius.
-Quédate, este cuarto me da miedo.
-¿Por qué?
-Remus deja de hacer preguntas, ¡tengo mucho sueño!
-Está bien.

Remus tomo una almohada by una sábana mientras Tonks se metía al baño. La habitación era de Regulus y para ser honestos, sí daba miedo.

-No, no, no, si duermes en el piso será igual que estar sola.
-Tonks los... los pantalones.
-Me quedaban muy grandes así que solo usaré tu camisa -Tonks era muy pequeña a comparación de Remus y la camisa le quedaba como un vestido corto y muy holgado-, Remus, por favor.

Tonks había descubierto que si pedía las cosas así, Remus siempre decía que sí.

-Está bien.

Tonks se recostó en la cama y rápidamente se envolvió en las sábanas. Remus solo pudo sentarse muy pegado a la orilla, tratando de no pensar que Tonks no traía pantalones.

-¡Remus!
-¿Qué?
-¿Qué demonios haces? ¡Acuestate! Las camas son para eso.
-Creo que sé cómo usar una cama Tonks, gracias.
-Pues no pareciera, llevas ahí quince minutos y ya comienzas a desesperarme, estás logrando que mi sueño se vaya.

Remus se metió entre las sábanas dándole la espalda a Tonks, pero ella ya no estaba tan dormida como antes.
Lo abrazó por detrás hundiendo la cabeza cerca de la nuca de él.

-Tonks, basta.
-Sólo me estoy acomodando.
-Me iré con Sirius.
-De acuerdo.

Tonks se alejó de él dandole la espalda y Remus se puso boca arriba y decidió miraba el techo cuando vió de reojo la silueta perfecta de Tonks.
Pero su tranquilidad no duro mucho, porque sintió como Tonks se volvía a pegar a él, pero está vez solo fueron sus caderas.

Por lo general siempre que la veía quería abrazarla, pero está vez era diferente, está vez quería tomarla, acercarla lo suficiente a él para besar su cuello y algo más.

Sacudió la cabeza, no era momento de esos pensamientos, pero fue en vano, Tonks no se alejaba y sus pensamientos tampoco.

-Demonios.

Remus se volteó y Tonks terminó de acercarse a él.

-Estás despierta -dijo Remus mirando el cuello desnudo de Tonks.

Pero ella no respondió, no con palabras, solo se pegó más a él haciendo que Remus no pudiera resistirse a besar su cuello.

Las ganas de estar juntos le ganaron al sueño esa noche.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora