¡7!

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Sirius entró a la biblioteca de Grimmauld Place cerrando la puerta con tanto coraje como pudo.

-Hey Black, tranquilo. En verdad nos estás ayudando aquí -contestó Kingsley desde un sillón.
-Maldita sea, no estaba enojado por eso, pero ahora lo estoy.
-Lo siento, ¿por qué estás enojado?
-Remus y Tonks, estoy empezando a odiarlos.
-¡Yo también! -salto Kingsley desde su asiento.

Kingsley era una figura de autoridad en su máxima expresión, era alto, moreno, sus trajes pulcros y llamativos, todos lo respetaban y muy pocas veces perdía la compostura.

-Rimis is miy griciisi -dijo imitando una voz muy poco decorosa-, Tonks no deja de hablar de Remus, de lo alto que es, de lo bien que se ve con las manos en los bolsillos, de que sabe hacer magia sin varita, de que es gracioso... estoy comenzando a tener sentimientos por Lupin.
-No creas que me va mejor a mí -Sirius se aclaró la garganta haciendo una voz mucho más gruesa que la de Remus-, ¿y Tonks? ¿qué estará haciendo Tonks? ¿ya habrá desayunado Tonks? ¿estará Tonks tomando sus vitaminas? ¿sabrá que la amo con todo mi ser pero soy un estúpido arrogante necio que no se atreve a DECIRLE NADA? -Sirius se pasó una mano por la cabeza-, ese último tal vez nunca lo ha mencionado.
-Ahora que lo mencionas, ¿te das cuenta del lugar donde estamos?
-Me he perdido en algún punto de la plática, King.
-La biblioteca, aquí es donde vienen cuando... -unos pasos hicieron que el auror guardara silencio-, demonios.

La puerta se abrió, la primera en pasar fue Tonks, camina de espaldas hablando con Remus, él traía una sonrisa, que en palabras de Sirius, era muy idiota.

-¡Chicos! -dijo Remus mirando a los dos hombres-, no sabíamos que estaban aquí.
-Nosotros podemos ir a otro lugar, Remus.
-Quedense, la biblioteca es lo suficientemente grande para todos -dijo Kingsley y sintió como Sirius lo pateó por debajo.

Remus asintió y los dos caminaron hasta el sillón qué estaba más alejado de los otros dos.

-De acuerdo, pero te toca escoger a ti -dijo Remus recuperando su sonrisa.
-No es verdad, la última vez yo escogí ese lugar de la calle 221.
-Eso no contó, era un simple café, escoge tú.
-No tú.
-No tú.
-No, no, tú.
-No, de verdad, tú.

Sirius miraba el fuego y Kingsley se preguntó si sería capaz de quemarse vivo... ¿o los quemaría a ellos?

-No tú.
-Dora.
-Remus.
-De acuerdo, entonces vamos a comer pizza a ese lugar que dijiste el otro día.
-No tengo muchas ganas de pizza.

Kingsley se pegó en la frente con la palma de la mano abierta.

-Lo siento... un mosquito molestó.
-Más bien un par -murmuro Sirius.

Remus y Tonks volvieron a mirarse.

-¿Entonces ganas de qué tienes?
-De que vayamos a mi casa...

Tonks sintió como las cabezas de los otros dos invitados se volteaban hacía ellos.

-Podemos cocinar algo ahí.
-Queria invitarte algo, no quiero que cocines.
-Eres tan noble, porque sabemos que tú harás todo mientras yo estoy sentaba encima de...

Otra vez las cabezas voltearon.

-... el desayunador.
-Si eso es lo que quieres, vamos.

De reojo Sirius vio como su compañero los apunto con la cabeza.

-He, chicos, ¿les gustaría acompañarnos? ¡Demonios, Sirius! ¿O quieren que cocinamos algo aquí para los cuatro?
-¡Váyanse! -gritaron los dos al mismo tiempo.
-Quiero decir, Sirius y yo estamos bien, podemos pedir algo.
-De acuerdo -dijo Remus levantándose del sillón-, nos vemos más tarde.

El salió primero de la biblioteca y Tonks se detuvo un momento esperando a que Remus bajará tantas escaleras para no escuchar lo que estaba a punto de decir.

-No lo esperen a dormir -les guiño el ojo izquierdo y salió trás el licantropo.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora