¡9!

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-¿Siempre te vas a ir? -gritó Tonks entrando por la puerta del cuarto de Remus en Grimmauld Place.

Sirius había muerto, Remus estaba sumido en una depresión que lo había orillado a realizar cualquier barbaridad.
Barbaridad que fue idea de Albus Dumbledore, internarse en una manda de lobos, como lo había hecho hace más de diez años atrás durante la primera guerra.

-Lo haré porque soy el único que puede hacerlo. Dumbledore ha hecho mucho por mí y es mi deber devolverle el favor.

Era una misión suicida, no había manera de que Remus regresará en una pieza, lo descubrirían y lo matarían como el traidor que supuestamente era.

-¿Alguna vez me amaste? -susurró Tonks desde su lugar.

Y en ese momento Remus dejó caer la ropa que guardaba.

-No seas tonta, Nymphadora -dijo voltando a verla.

Por primera vez en mucho tiempo hizo contacto visual mientras se acercaba a ella.

-Te amo más que a cualquier cosa en ese maldito mundo, te amo más que a mi vida, te amo con todo mi ser y por eso me voy a ir.
-¿Prefieres morir que hacerte responsable de tus sentimientos?
-¡Sí! Sí porque te mereces a alguien normal, yo soy muy viejo, muy pobre y muy peligroso para ti.
-¡Pero yo te amo a ti!
-No lo haces, esto es solo una ilusión, no me amas.
-No me creas tan tonta para no saber a quién amo y a quién no.
-Entonces no deberías, te mereces a alguien más completo... alguien tal vez como Charly.

Tonks ya no podía más, le pegó una cachetada que le acomodó las ideas de un tirón.

-¡Eres un cobarde!
-Lo soy.
-Demonios Remus, prefieres que me acueste con alguien más antes que admitir que lo nuestro puede funcionar.
-Sí.

Las lágrimas de Tonks comenzaban a brotar de sus ojos y Remus quiso abrazarla, decirle que todo estaría bien, pero no era así y nunca lo sería.

-Tengo que terminar de empacar... vete.
-¿De verdad quieres que me vaya?
-No. Pero si no te vas tú, me iré yo.

Tonks sabía que hablaba enserio y sabía que había perdido esa batalla, se dió la vuelta y partió llorando.

Remus solo se permitió quebrarse a llorar hasta que la puerta de la entrada se cerró de un porrazo.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora