¡12!

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1995, la panadería más cerca a Grimmauld Place.

Remus Lupin fue mandado por el pan para la cena. No puso objeción, Molly tenía una manera de pedir las cosas, por lo menos a él, que lo hacía querer hacerlo.

Ese día sería la primera reunión de la nueva Orden del Fénix, Remus se sentía extremadamente normal, no había ni una migaja de nerviosismo o miedo para los posibles nuevos reclutas.

Entró al establecimiento, era fácil, pan, regresar, dormir, reunión, dormir, en ese orden.

Tonks había tenido un día tan bueno en el trabajo que necesitaba un premio, también necesitaba algo de azúcar, un shot de glucosa que la hiciera aguantar hasta la primera reunión de la Orden.

Con la escusa de conocer una panadería recomendada, que más bien fue un misión personal para poder tantear el terreno que rodeaba a Grimmauld Place, se llevó a su compañera favorita por un pan.

Había una fila grande para entrar al menos cinco personas detrás de ella, pero en la puerta había un letrero que decía cerrado.

-¿Por qué la gente hace fila si está cerrado? -preguntó.

Remus, un completo desconocido hasta ese entonces, se había formado detrás de ellas.

-No es que estén cerrados realmente, es su hora de comida, pero vale la pena esperar porque justo después el pan está saliendo del horno.

¿Por qué habló? Ni siquiera le estaban preguntando a él. Las chicas, sin embargo, respondieron de manera amable, incluso la más bajita le dió una sonrisa.

-Escuché un chiste muy bueno en el trabajo -dijo Tonks.

Hablaba fuerte, como si quisiera que el desconocido escuchará el chiste también, sería bueno hacer reír a alguien.

-Un caballo entra a un bar.
-¿Por qué un caballo entraría a un bar? -preguntó su compañera.

"Por un trago" pensó Remus.

-Por un trago, dah.
-Es un caballo, puede beber afuera, en el abrevadero.
-Bueno, este caballo quería algo más fuerte -Tonks estaba quedando mal frente al desconocido.
-Los caballos no toman alcohol.
-¡Este sí!

Remus se escondió detrás de sus manos para ocultar la sonrisa que tenía, alguna vez escucho ese chiste y era de verdad gracioso.

-Hey, Tonks, tengo un chiste.
-No he terminado el mío... Olvídalo, dime.
-Noc, noc.
-¿Quién es?
-Quiero un pan.
-Eso no es gracioso.
-Bueno, tampoco el tuyo lo era.

La desconocida que ahora Remus sabía que se llamaba Tonks, hizo un puchero que le llamo mucho la atención al licántropo. Remus la miraba de reojo, tenía un estilo de vestir único, debía andar en sus veinte, era bajita pero daba la impresión de ser fuerte, sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe en el hombro.

-¿Arthur, qué haces aquí?
-Remus, Molly me mandó, has tardado mucho.
-No creo que tarden más de un minuto para abrir.
-¿Señor Weasley? -dijo la compañera de Tonks.
-Penny, Tonks, que pequeño es el mundo, ustedes..., ¿ustedes viven por aquí?
-Hemos tenido un buen día, hemos pasado a comprar una dona de chocolate -dijo Tonks.
-¿Chocolate? Esa es la especialidad de este -dijo Arthur señalando a Remus.

Remus tenía las manos metidas en los bolsillos, de pronto se dió cuenta que ella debía ser auror o trabajar en el ministerio.

-Remus, ellas son Penny y Tonks. Chicas, él es Remus.

Después de un apretón de manos las puertas de la panadería se abrieron, se formaron de nuevo y no volvieron a hablar. La mente de Tonks trabajaba a toda máquina, ¿en dónde había visto a este tal Remus? ¿él estaría en la Orden? ¿Las donas estarían buenas o no?

-Oye Remus, dijiste que tenías un chiste para mí, vamos cuéntamelo.
-Hmm, es muy tonto en realidad, no es tan bueno como pensé.

Remus sabía que su chiste era tonto y no quería quedar como uno frente a las chicas, en especial frente a la de cabello rosa

-De acuerdo, está un sujeto en la corte y él juez le pregunta, ¿dónde estaba de tres a cinco? y él contesta, bueno señoría estaba en el kinder.

Tonks estaba atenta a las palabras del que ahora ella sabía se llamaba Remus, una risa salto de ella y trató de disimularla con un ataque de tos.

-No entiendo -dijo Arthur.
-Mira -Remus comenzó a susurrar cerca de él-, los muggles vamos a algo llamado kinder cuando tenemos tres años.
-¡Oh! Ahora entiendo.

Penny puso los ojos en blanco.

Su turno en la panadería llegó, con una sonrisa todos se despidieron.

-Creo que harías linda pareja con el amigo del señor Weasley, ambos son malos con los chistes pero aún así se ríen.
-¿De qué hablas? Él no se rió con el mío.
-No, no, tú no lo viste, pero hasta la cara se le puso roja.

Remus caminaba de regreso, con cada mordida que le daba a su dona se acordaba de la chica de cabellos rosa.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora