Primer(os) beso(s)

1.7K 100 19
                                    

La Orden del fénix montaba guardias constantemente, muchos tenían que sobrellevar dos trabajos, era sumamente agotador.
Remus entró al lugar donde las juntas se llevaban acabo, Sirius iba delante de él.
-Míralos, Lunático -susurró Black con una sonrisa.
Habían ya tres personas en la mesa, Alastor Moody, sentado en la cabeza con la cabeza echada hacia atrás, el ojo que le quedaba estaba cerrado, el otro daba vueltas, la boca abierta, dormido. Kingsley Shacklebolt un auror apenas un par de años más grande que los merodeadores estaba con los pies sobre la mesa, el gorro que usualmente llevaba en la cabeza le cubría la cara para dar la señal de que estaba completamente dormido y por último, entre ellos dos había una chica, con la cara aplastada en la mesa y los brazos cubriéndole la cara, el cabello lo tenía de un color negro, justo como el de su madre.
-No vayas a despertarlos, Black -dijo Remus que sabía las malas intenciones de su amigo.

Sin embargo la escena no duró mucho tiempo, los demás miembros comenzaban a llegar, Moody se puso de pie de un brusco brinco y apoyo su bastón contra el suelo, Shacklebolt casi se cae de la silla y Tonks saltó con varita en mano.
-Que vergüenza, aurores y dormidos -gruño Moody.
-De seguro tú estabas mirando para adentro y no dormido -dijo Tonks mientras sacudía la cabeza y salía de aquel cuarto.

La mesa se llenó poco a poco y para cuando Tonks llegó el único lugar que quedaba era a un lado de Remus.

La amistad que ellos habían logrado cosechar no pasaba desapercibida para el resto de la Orden.
Remus aunque era amable y se llevaba con todos los de la mesa, excepto Severus Snape, era increíblemente incapaz de hacer amigos muy a menudo, Nymphadora Tonks por otro lado era carismática y podía hacer amigos hasta en la farmacia.  Se conocieron un lunes, y el jueves ya se podía decir que eran muy buenos amigos.

Dumbledore comenzó a hablar sobre la situación, Shacklebolt y Tonks añadieron todo lo que sabían sobre la situación del ministerio, la situación era tensa, nadie se sentía realmente seguro y no podían hacer otra cosa que vigilar. Las guardias habían sido asignadas desde principio de mes y esa noche le tocaba a Remus y a Tonks vigilar Privet Drive. La reunion terminó y solo los más cercanos se quedaban a deleitarse con los manjares de Molly Weasley.

-Remus, querido -dijo Molly mirándolo  de arriba a abajo.
-Molly, lo juro, de verdad estoy comiendo, Tonks es testigo de por lo menos una de mis comidas y Sirius de las otras dos -dijo apuntandolos.
-La verdad es que no -dijo Sirius que amaba ver cómo Molly regañaba a Remus.
-Yo estoy en duda, últimamente casi no come -añadió Tonks queriendo ver el mundo arder.

Remus los miró con reproche.

-Remus -repitió la señora Weasley mientras ponía los brazos en jarras-, no te irás hasta que termines.
-De acuerdo -Remus le dió un corto abrazo a la pelirroja.

Al finalizar ambos se despidieron, se les había hecho una costumbre ir al callejón más cercano, tomarse de las manos y desaparecer conjuntamente, para llegar al lugar de siempre.
-Sabes, hay que cambiar el lugar, durante los últimos meses hemos usado el mismo. Mi instinto de auror sugiere cambiar.
-Cada día te pareces más a Ojo-loco -bromeó Remus.
-¿Qué tal ahora? -la chica ahora tenía la nariz partida de Alastor.
-Luces igual de hermosa que siempre, pero me gusta más la de pato -Remus al instante se puso del color de un tomate y la sonrisa se le fue de la cara-. Yo, este, lo lamento.
-Es la primera vez que me dices hermosa, creí que eras ciego -Tonks comenzó a caminar dejando a Remus colorado atrás.

La noche paso sin ninguna novedad, Harry se asomaba desde la ventana, como esperando un milagro o una señal de magia, abatido cerraba las cortinas de su habitación.
Tonks le había comentado durante las horas que pasaron ahí que había una persona viéndolos fijamente, no era ningún mortífago conocido pero podía ser algún segundon.
La pareja caminaba al parque cercano, dónde había una esquina bardeada que proveía de oscuridad suficiente para desaparecer cuando gracias al oído agudizado de Remus por la luna, escucho unos pasos siguendolos.
Estaban cerca de lo que parecía un callejón que dividía privadas, una única farola alumbraba insuficientemente.
-Sigueme la corriente -susurró Remus.

Tomo a Tonks de la mano y la metió en el callejón, se pegó a ella dejando apenas unos centímetros entre la nariz de la metamorfomaga y el inicio del cuello del licántropo.
Tonks nunca había estado tan cerca de él, pudo oler el aroma su ropa, el chocolate a la mitad que había estado comiendo durante la noche que ahora descansaba en el saco y por primera vez noto en lunar que Remus tenía cerca de su manzana.
Remus también sintió ese cosquilleo de la respiración de Tonks muy cerca de su cuello, se acababa de dar cuenta que Tonks olía a lavanda, trataba de seguir el ruido sordo de los pasos pero la respiración en su garganta no lo dejaba pensar.
-No respires tan fuerte -susurró con su voz ronca muy cerca del oído de Tonks.
La metamorfomaga lo miro con unos ojos destellantes y por primera vez sus narices se rozaron, la tensión que había entre los dos podía ser cortada con un cuchillo para mantequilla.
Los pasos se acercaron mucho más y sin saber quién se movió primero los dos redujeron los centímetros a nada.
Sus labios se juntaron, los labios de Remus sabían a chocolate y los labios de Tonks eran suaves y calientes, los pasos se trataban de algún vecino yéndose a trabajar, pero ya no les importaba, Remus había movido sus brazos hasta la cintura de la chica, mientras ella deslizaba sus manos por los hombros de él hasta llegar a su cuello.
Se separaron un momento, la respiración era ligeramente entrecortada.

-Era un vecino -dijo Remus.
-Era un vecino -repitió Tonks.

Y ahora con toda intención volvieron a besarse, Remus la pegaba más a él y su cabeza hizo un corto circuito cuando la lengua de Tonks invadió su espacio, Tonks enredo sus dedos en el cabello de él y la abrazó un poco más hacia él, el beso era lo que los dos querían y paso de ser algo tierno a un beso fuerte, lleno de meses de espera.

-¡Hey! Ustedes dos. SEPARENSE -un guardia de seguridad los apuntaba con una linterna directo a los ojos.

Tonks rodó los ojos y Remus cruzo sus manos por encima de su entrepierna avergonzado.
-Oficial, no hacíamos nada -dijo Remus.
El oficial descaradamente apunto la luz de su linterna a su entrepierna con una ceja levantada.
Tonks se había asomado afuera del callejón, no había nadie más, tomo su varita y susurró 'obliviate', enseguida el guardia se quedó estático, se dió la media vuelta y desapareció por la calle.

-¿Tienes hambre? -dijo Remus como si nada mientras alargaba una de sus manos hacia ella, la emoción de Remus por el beso se había apagado.
-Muero de hambre -dijo Tonks entrelazando sus dedos con lo del castaño.
-Te prepararé algo.

Se dieron un último beso antes de girar sobre sí mismos.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora