¡6!

773 70 4
                                    

En las tardes de noviembre el frío se podía comenzar a sentir, mucho más en el vestíbulo de una gran mansión como lo era la de los Black.

Tonks estaba de pie, no tenía idea de porqué, pero estaba ahí...

De acuerdo, ella sí sabía porque. La noche anterior fue luna llena y aunque Remus tomaba la poción matalobos, ella estaba preocupada por él.
Su día había terminado demasiado pronto, una misión de campo, realmente de campo, con lodo y tierra, de esas que hacen que tu jefe se apiade de ti y te deje ir temprano a casa.

-¿Tonks? -la guapa cara de Sirius bajaba las escaleras. Tonks enfocó toda su atención en la la bandeja de líquido y las vendas con lo que supuso ella, era sangre de Remus.
-Es mucho pedir que no se lastime de vez en cuando, creo que le picaba una pata y se rasguño más de la cuenta, no lo oíste de mí pero... creo que tiene pulgas.

Tonks soltó una risa de alivió, si algo hubiera salido mal la cara de Sirius lo diría.

-¿Qué hay, Sirius? -Tonks se quitó la túnica del ministerio-, ¿cómo estuvo la noche?

-Hemos tenido mejores, pero está muy repuesto, ¿subirás a verlo?

La sonrisa pícara de Sirius y a Tonks sonreír.

-No he vendido a verlo a él -mintió-, estaba cerca y quise pasar a saludarte.

-No mientas o te crecerá la nariz. Iré a la cocina y tardaré mucho, así que sube de una buena vez.

Tonks asintió y subió las escaleras hasta el tercer piso, trató de no hacer ruido pero tropezó muchas veces en el intento.
Tocó la puerta y la voz ronca de Remus sonó llenando el lugar.

-Pasa Tonks.

Tonks abrió la puerta, la habitación completa olía a menta y árnica. Su torso estaba cubierto, pero sospecho que sus piernas no, primero porque su pantalón de pijama estaba doblado sobre la cama y porque tenía media pierna fuera de la sábana.

-¿Qué hay, Remus?
-Un poco aburrido ya sabes, nada nuevo que contar.
-Si estás siendo tan hilarante es porque te sientes bien, ¿cómo va la pierna?
-Mi enfermero ha hecho un buen trabajo y era lo menos que podía hacer, quiero decir, es obvio que el de las pulgas es él... Tonks, ¿cambiaste de shampoo?
-¿Qué? -dijo Tonks mirándose unas mechas de cabello morado.
-Tu cabello huele increíble.
-Mmh... de hecho sí, es, es una historia graciosa.

Tonks se sentía un poco nerviosa, Remus la hacía sentir así muy amenudo.

-Dimela.
-Hoy tuve una misión de campo, llena de lodo, tierra y agua helada, si no fuera mi cumpleaños creería que se trataba de una mala broma. Terminé tan mal que tuve que bañarme en el trabajo y le pedí a una de mis compañeras que me regalará algo de shampoo.
-¿Es tu cumpleaños? ¿Por qué no me dijiste, Nymphadora?
-¡Nunca preguntaste!
-Tu suerte siempre me sorprende, te conseguí algo el otro día, tome un trabajo muggle y tuve paga suficiente para hacerlo, así que no pongas esa cara.
-No tenías por qué molestarte.

Remus negó apenas visiblemente, de hecho él apenas y se había movido desde que ella entró al cuarto, todo le dolía, pero era su oportunidad para abrazar a Tonks.
Movió su varita y una caja diminuta salió a velocidad desde el escritorio.

-No es la gran cosa, creo que ni Mundungus me lo compraría, sabes qué... creo que es mala idea, olvídalo.
-¡Lupin!
-De acuerdo, lo siento... -Remus abrió la cajita donde había un simple anillo negro-, feliz cumpleaños a mi persona favorita.
-¡Uy, tu favorita! Eso joderá a Sirius -Tonks tomo el anillo y cambio de color a un amarillo canario-, ¡cambia de color!
-Sí, la chica de la tienda dijo que cambia dependiendo tu estado de ánimo, azul es Tonks triste, verde es Tonks asqueada, rojo es alejate de Tonks, morado es Tonks tiene miedo y amarillo es Tonks está feliz.
-Tonks está feliz por su regalo -respondió ella abrazándolo.

Hola, hola, remadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora