Hola, hola, remadora.

¡13!

-¿Así que en menos de un día dejaste a tu esposa embarazada y le lanzaste al hijo de tu mejor amigo hacia una pared? La cagaste muy feo Remus.

-Sé que no tengo ningún derecho pero, me gustaría que conste en el acta que me he disculpado, y lo seguiré haciendo, con mi esposa embarazada y que lo haré con Harry en la siguiente oportunidad que tenga.

-Solo espero que tengas la oportunidad de hacerlo, aunque no creo que sea algo necesario, al final él hizo que regresaras -dijo Tonks.

-La tendré y lo haré.

Remus estaba sentado como niño regañado en la cocida de la casa de Andrómeda y Ted Tonks. Había pasado toda la tarde hablando (y llorando), con Tonks, le explicó todo lo que pasó y la noche había caído.

-¿Puedes prepararme un té?
-¿Sólo eso cenarán?
-No tengo hambre, en realidad cada vez que te veo quiero vomitar.
-No soy tan feo.
-Eres muy guapo, pero está vez te equivocaste muy feo, Remus.
-Lo lamento, ¿no te gustaría una tostada con crema de maní?
-De acuerdo, pero ponle un poco de cebolla encima.

Remus se empezó a reír y paro de inmediato al ver la cara sería de Tonks.

-Pensé que estabas bromeando...
-No lo estoy, se me antojo así.
-Soy un tonto, enseguida te haré tu té y tú tostada de maní con cebolla.

Remus solo se sirvió un poco de cereal y la mirada asesina de Ted hizo que se lo comiera en tiempo récord.
La hora de dormir llegó mucho más rápido de lo que Remus hubiera querido.
Ambos subieron en silencio al cuarto de Tonks, Remus aún vigilaba los pasos de su esposa y estaba tan cansado que apenas vió la cama tuvo que contenerse para no saltar sobre ella.

Tonks se metió al baño y salió con un camisón que mostraba un pequeño abultamiento en su vientre, Remus estaba en la cama, se había quitado los zapatos y el traje.

Volteó hacia Tonks cuando ella sacó una sábana de su closet y la puso al pie de la cama.

-¿Tienes frío? -preguntó Remus.
-No, ¿por qué?
-Veo que estás sacando una sábana y no hace tanto frío para usar una más.
-Oh, no es para mí, es para tí. Puedes tomar la almohada que quieras y te saque está sábana porque en la sala hace más frío que aquí.
-¿En... en la sala?
-¿Esperabas dormir aquí hoy? -dijo señalando la cama-, porque según tu itinerario normal justo ahora estarías quién sabe dónde, haciendo quién sabe qué, durmiendo en una cama diminuta o en el suelo.
-¿Así que dormiré en el sillón?
-Sí.
-De acuerdo, me lo merezco. Estoy muerto, así que me voy de una vez.
-Descansa, lobito. Te amo.

Remus se acercó a ella y la beso en los labios con una sonrisa.

-Estas casada con un idiota, pero nunca volveré a irme. Te amo.

Remus salió agradecido del cuarto, dormir en el sillón era un precio muy barato para todo lo que él hizo. Uso un encantamiento que Ojoloco le había enseñado para hacer cualquier cosa más cómoda y rápidamente se quedó dormido.

A las tres de la mañana Ted bajo por un vaso de agua para Andrómeda y había susurrado la palabra 'tonto' cuando vió a Remus dormido en el sillón.