3. Base militar.

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Jane

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Jane.

—Deberías quedarte —insistió. 

—Debo marchar. Necesito llegar a Kansas... —suspiré con aflicción—. Es mi deber.

Prácticamente había estado cerca de tres días ahí, y para alegría de Stella, su abuela se había recompuesto, logrando salir de la cama para poder caminar hasta afuera. Ella, al igual como lo había hecho su padre y Stella, me había mirado con pánico, sin embargo, terminó entablando una conversación agradable. Ambas habíamos creado una pequeña conexión de empatía por lo ocurrido en esos años de tragedia.  

—Creo que lo mejor es que tomes un vehículo —me dijo Ronan, el padre de Stella—. Nosotros también tenemos otros, no nos sirven dos autos ahora mismo —sonrió levemente con sus labios presionados.

—¿De verdad?

Asintió.

—Te lo agradezco mucho Ronan.

—No sé qué pretendes hacer ahí, pero te deseo suerte en tu viaje.

Sonreí.

No había comentado sobre el porqué debía llegar a la base y, decirlo, era un riesgo que no pensaba correr. Solo me faltaban unos kilómetros para lograr lo que nos habíamos propuesto. Así que sin más, había preferido guardar silencio y decir unas cuantas mentiras blancas para poder quedarme en ese lugar.  

—Gracias, prometo venir a visitarlos.

—Promete sobrevivir —interrumpió Stella mirándome—. Es mejor eso que estar muerto.

La observé con decisión. 

—Lo prometo.

Luego del breve sentimentalismo con Stella, me dejó marchar. Ella agitó su mano y yo sonreí a través del retrovisor. Me había encariñado con ella a pesar de estar solo unos días en esa casa. Stella había sido mi salvadora en un momento que creí estar perdida, justo cuando creía desistir para no seguir avanzando. Ella era una buena chica, esperaba que siempre estuviera a salvo en ese lugar pintoresco.

Aún podía recordar la conversa que había tenido hace dos días atrás con ella, sobre como su madre había muerto por culpa de ellos, aunque terminé por averiguarlo con Ronan. Él me informó sobre lo que sucedía en Kansas, ya que al igual que Stella, tenía miedo de que algo malo me sucedería apenas pisara esa ciudad.

Tras dos horas viajando, detuve el vehículo para poder llenar el estanque del petróleo que Ronan había dejado en el maletero. Y, cuando lo hube llenado, decidí comer algo. Estaba en la orilla de la carretera, mirando hacia adelante mientras masticaba el sándwich que la abuela me había preparado para el viaje. Quería creer que nada malo podía suceder, pero tenía un leve presentimiento que así no sería.

No quería volver a estar encerrada, ni ser investigada, tenía un poco de miedo. Sin embargo, tenía claro que era necesaria. Debía llegar con vida a aquella base militar, lo habíamos planeado junto con Logan. Él había impedido que me atraparan cuando escapamos, para luego volver a unirse conmigo en una zona en donde nadie nos descubriera y, de ahí, nos unimos con una chica más, quien era policía y nos cuidaba. Pero lo que no esperamos, es que ella se contagiara y terminara contagiando a Logan. Por eso, ahora viajaba sola, extrañando al que una vez fue mi compañero en aquel lugar.

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora