20. No hay vuelta atrás.

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Harry

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Harry.

Jane se giró hábilmente para posar sus manos en el chaleco antibalas que Dylan me había dado. Lo delineó con sus dedos y, cuando llegó hasta la zona de mi cuello, alzó su mirada castaña para sonreír levemente. Sus manos esta vez volvieron a bajar para reposar con tranquilidad sobre mi pecho.

—¿Que no quiero seguir? —pregunta con un deje de burla, logrando que enarcara una ceja interrogativa—. No deberías colocar palabras en mi boca.

Tomé de sus muñecas con firmeza.

—¿Debería colocar algo más? —solté, pensando en que tal vez estaba siendo demasiado atrevido—. Porque tal vez te verías bastante bien haciendo otra cosa —opiné.

Entreabrió sus labios sin saber qué decir, sin embargo, poco después movió su cabeza hacia los lados mientras sonría con gracia. Y, antes de que dijese o hiciera otro movimiento, me hizo retroceder para golpear contra la corteza de un árbol.

Podría haberme alejado, pero no lo hice. El juego que llevábamos me parecía aún más excitante que estar siguiendo a unos tipos armados.

—¿Qué haces? —interrogué con mi voz ronca al notar como ahora viajaba con sus manos hacia mi cinturón—. Jane...

Encontraba poco probable que mi fuerza de voluntad siguiera estando presente.

Su rostro se acercó peligrosamente al mío y, escasos centímetros nos separaban para observarnos. Sus labios rozaban mientras yo batallaba con verle directamente a sus ojos marrones. Y al sentir sus delicados dedos sobre mi cinturón, me vi obligado a tomar de sus manos para apartarla.

—¿Te rendiste? —pregunta con sorna.

—No.

Me miró sin entender, por lo que procedí a voltearnos con fuerza, tomando la posición que ella había estado llevando hace unos minutos atrás. Mis manos ahora se posaban con agilidad a su alrededor, deteniendo cualquier oportunidad de escape.

—¿Tienes idea de lo que me provocas con tus insinuaciones? —le interrogué cuando incliné mi cabeza hacia ella, esperando intimidarla—. Solo haces que quiera follarte.

Jane no parecía inmutada ante mi confesión, más bien, se veía extasiada.

—¿Y por qué te retienes?

Apreté mis labios antes de dejar caer mi cabeza hacia adelante, ocultando mis ojos mientras una sonrisa aparecía por mi rostro.

Ella no tenía idea en donde se metía.

Alcé mi vista, encontrándome esta vez con una expresión de diversión mientras su espalda se aferraba al árbol. Parecía estar esperando algún movimiento, pero a pesar de que deseaba hacerlo, no pude. No era el momento para joder con ella. Estabamos en una misión complicada.

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora