11. Volver a lo mismo.

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Jane

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Jane.

Papá había sido de esos tipos que en vez de darte un regalo de cumpleaños, te llevaba a una zona apartada de la ciudad para enseñarte a disparar, llevándote a la adrenalina y emoción al oír que lo hacías bien. No me quejaba, porque amaba que lo hiciera cada vez que podía en su tiempo libre, sobre todo para mi cumpleaños. Él había sido así desde que había cumplido diez años de edad, hasta ese último día, en donde por primera vez había llevado un pastel de cumpleaños que había ocultado en su maletero. Y si hubiera sabido la razón de ello mucho antes, habría tratado de hacer algo antes de que me encerraran en el laboratorio al día siguiente. 

—Debes saber defenderte... —repetí sus últimas palabras en voz baja.

Observé el arma que me había regalo esa noche, en donde se había despedido de mí. Realmente no podía decir que odiaba a mi padre. Siempre había asimilado que él solo me entrenaba por una razón, la cual, logró hacerme un poco más dura ante toda la situación que pasé con mi madre. Y ella era otro tema, del que me costaba hablar.

Pronto solté un suspiro, volviendo a la realidad mientras aún sostenía el arma entre mis manos. Harry me había dejado conservarla y no me arriesgaría para que me la arrebatara, por lo que mentalmente decidí en hacer caso a sus ordenes, ya que era lo único que me quedaba por hacer en esos momentos. Debía ganar su confianza. Y con lo sucedido en esa tarde, solo lograba retroceder los pasos que había ganado en esos días. 

Por unos segundos, mi vista paseó por la habitación, notando que las personas ya se encontraban durmiendo en aquella residencia. Y al ver que Amy estaba girada dándome la espalda, tome de la correa del bolso para salir de ahí en silencio. Sin embargo, antes de poder dar unos cuantos pasos, ella habló en voz baja, alertándome de inmediato. Mis pasos se detuvieron para girarme y verla sentada en su cama, mirándome con intriga. 

Ella solo había fingido dormir por unos minutos. 

—¿A dónde vas? —murmuró en voz baja, evitando hacer un lío. 

Apreté mis labios, maldiciendo mentalmente. Harry había pedido explícitamente que no dijera nada, pero ahí estaba, dudando en si debía de decirle algo a Amy. Sabía que si le decía algo, todo se iría a la mierda. Amy, cuando se trataba del chico de ojos verdes, hacía lo posible para saber acerca de sus misiones. Estaba malditamente enamorada de él. 

—No puedo decirte.

Arrugó su entrecejo con gracia.

—¿Por?

Coloqué la correa del bolso en mi hombro mientras la miraba. Amy bajó de su cama, mostrando su pijama celeste a la vez que colocaba sus zapatos. La miré frustradamente antes de encaminarme hasta en frente de ella, tomando de su hombro para que volviera a sentarse.

—¿Qué-

—Basta Amy. No puedo decirte, lo tengo prohibido.

—¿Irán a una misión?

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora