9. Nexus25.

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Harry

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Harry.

Había quitado mi casco y capucha de la cabeza cuando llegamos a la cabaña abandonada. Estaba agotado, necesitaba una cama para descansar aunque sea un solo jodido minuto. La tensión del día había podido conmigo. Dylan, había estado maldiciendo hacia un rato, cuando se dio cuenta que nuestro teléfono satelital había muerto de la nada. No dije nada, por primera vez, me quedé en silencio mientras subía las escaleras, esperando encontrar un colchón. 

Max había seguido mis pasos en silencio hasta llegar a una puerta abierta. 

—Parece una cabaña de verano —comentó. 

Con mi pistola en mano, revisé una vez más la habitación al igual que el baño. Y al volver al cuarto, observé la cama mientras Max se lanzaba en ella, soltando un gran suspiro aliviador. Entorné los ojos a la vez que salía de ahí, buscando otro lugar para dormir. 

Moví mi hombro, haciendo movimientos circulares mientras verificaba la cantidad de habitaciones que habían. Eran las suficientes como para dormir cada uno en una. 

Hice una mueca al darme cuenta de que mi espalda también dolía. 

Empujé la puerta de un cuarto. Miré la cama y volví a revisar por todo su metro cuadrado. Y cuando finalmente toqué el colchón, cerré los ojos con cansancio. Pronto volví a sentarme para quitar el chaleco antibalas, dejando mi pistola sobre este a un lado de mí. Quité mis botas negras, masajee mis pies y me tiré hacia atrás, cayendo cómodamente en la almohada.

—Harry... —oí suavemente decir. 

Abrí uno de mis ojos frustrado, mirando a la persona que estaba bajo el umbral de la puerta. Era Jane, parecía estar nerviosa, ya que sus manos jugaban entre ellas mientras me observaba. Aún así, no le presté demasiada atención. 

—¿Qué quieres? —gruñí, volviendo a cerrar mis ojos—. Puedes molestar a Dylan. 

—Dylan está durmiendo.

—Joseph... —murmuré adormilado. 

Solo me faltaban unos segundos para caer rendido. 

—¿No tienes un mal presentimiento? —interrogó. 

—Si me vas a matar, olvídalo. Eres poco hábil para mí. 

Ni siquiera tenía mis ojos abiertos, pero sabía que había dado unos pasos dentro del cuarto, llegando hasta un lado de mi cama. Mi mano de manera inmediata tomó de mi arma que estaba sobre el chaleco. Lo dejé sobre mi estómago mientras esperaba que sucediera o hiciera algo, pero no pasó nada. 

Arrugué mi entrecejo antes verla. 

Jane estaba mirando el reloj que estaba en la pared, distraída. 

—¿Te quedarás ahí parada?

Me observó de nuevo. 

—No deberíamos estar aquí. Pronto volverán... 

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora