14. Ocultos.

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Harry

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Harry.

Desperté agitado.

No sabía dónde me encontraba. Mi vista se paseó por todo el lugar. Y mis manos tantearon el suelo endurecido en el que me encontraba. Levanté mi cabeza y solté un quejido al moverme de más, recordando que me habían herido de bala en la espalda. Aquello hizo que mi mejilla chocara en el suelo nuevamente mientras el dolor volvía a brotar por mi cuerpo.

Volví mi vista en el lugar. Solo una tenue luz se hacía presente. Parecían luces de emergencia. Luego, volví a observar a mi alrededor con presura. Estaba asustado, debía de admitirlo.

¿Dónde carajos estaba Jane?

Quise levantarme del suelo, pero no lo logré. Solté un suspiro agotador. Estaba en la mierda en ese minuto. Tal vez nos habían capturado y ni enterado de lo sucedido. Volví a bufar en voz baja cuando logré colocarme de rodillas, apoyando mis manos en el suelo mientras respiraba con dificultad.

Observé detrás de mí y finalmente me alivié. Jane estaba ahí, en una esquina con sus brazos cruzados mientras dormía en una posición incómoda.

Quise colocarme de pie esta vez, pero mi jodido cuerpo dolía, como si me hubieran atravesado con más balas. Miré mi ropa sucia. Solo unos pantalones me cubría. Estaba llena de lodo y unas pocas hojas pegadas. Mi sudadera junto con lo demás había desaparecido de mi torso. Me sentía expuesto en ese instante.

Oí bostezar a Jane cuando quise alcanzar mi sudadera. La miré por unos segundos y volví mi vista hacia el frente.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó con un tono de voz preocupado cuando se acercó con rapidez a mi lado—. Dormiste mucho. Tenías fiebre, pero logré bajarla con paños húmedos.

Llevé la mano a mi cabeza, sintiendo una leve punzada cuando toqué con suavidad. Parecía que me hubiera golpeado con algo duro.

Hice una mueca notable.

—¿Te duele?

—¿Me golpeé con algo?

Apretó sus labios.

—Mhm... —miró brevemente el sitio en donde tenía mi mano—. Digamos que tuve que arrastrar tu cuerpo por todo el camino. Y... curiosamente, había una piedra cuando te solté.

Fruncí mi ceño.

—Me arrastraste —estaba incrédulo al oírla—. ¿Dónde estamos?

—Estamos en el bunker... En el que me oculté cuando escapé del laboratorio —explicó mientras trataba de levantarme sin lograrlo—. No hagas ese esfuerzo. La bala sigue en tu espalda. Lo bueno es que no te dio en algún órgano.

Mierda. Ahora entendía el porqué me dolía todo el puto cuerpo y, aún más de lo debido.

—¿Cómo sabías que esto estaba cerca?

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora