19. ¿Traiciones?

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Harry

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Harry. 

Jane me observó brevemente antes de girar en dirección al laboratorio, pareciendo segura de si misma después de preguntarme cosas sin sentido. Y, sin esperar, seguí su caminata hasta el mismo lugar en donde había estado minutos atrás. Joseph hacía acto de presencia en ese momento, justo cuando notamos que trataba de colocar un canal en el radio y, sin éxito, comenzó a maldecir en voz alta. Sin embargo, no permití que nos viera. 

—Él trama algo —comentó en voz baja Jane, quien trataba de observar la escena desde detrás de un muro en el que estabamos ocultos—. Debe ser parte de ellos... —habla, mirandome esta vez con firmeza, como si estuviera segura de lo que decía. 

Apreté los dientes, casi haciendolos sonar. 

—No podemos estar seguros de eso —le digo.

—Lo dices porque es de tu maldita escuadra. 

Fruncí mi entrecejo. 

—¿Y debo confiar en ti? 

—Idiota —insultó.

Joseph caminó hacia otra zona apartada, ocasionando que nos movieramos del lugar para poder verlo mejor. Y, en el instante que logró sintonizar su canal, oí el sonoro disparo hacia su lugar, viendo como caía al suelo de rodillas para ver de manera atonita la herida en su abdomen. Ni él ni nosotros podíamos creer que le habían disparado, por lo que no me quedó de otra que buscar mi arma y ver hacia los lugares desolados de la base, en donde la gente parecía haber desaparecido cuando notaron algo extraño y, lo agradecía mentalmente. 

—¿Tienes tu arma? —pregunté. 

Negó con su cabeza. 

Maldije en voz alta. 

—¿En qué pensabas? —regañé—. Te la entregué por una jodida razón. ¡Para que te defendieras! —hablé con más molestia de la debida cuando busqué uno de mis cuchillos ocultos en mi cinturón. Y, al entregarselo, lo recibió en silencio mientras me miraba con paciencia. 

Oí más disparos en ese instante, oyendo como Joseph le gritaba a uno de los tipos encapuchados que aparecía ante su vista. Él sostenía su arma con una de sus manos mientras la otra se aferraba a su abdomen ensangrentado. Esperaba que no le hubieran dado en algún organo; el maldito era fuerte. Lo conocía al igual que a Max y, de alguna manera tenía claro que no era un traidor como pensaba Jane, o simplemente no podía pensar que uno de mis compañeros lo fuera. 

—Mira —murmuró Jane, apuntando hacia los portones—. Alguien les abrió la puerta. 

Maldita sea. 

Noté como uno de ellos daba indicaciones. 

—Vienen hacia acá —volvió hablar, aferrandose a la pared para no la vieran. Aunque sabía que era inútil hacerlo. Ellos ya sabían que estabamos ahí—. ¡Harry! —gruñó, llamando mi atención.

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora