THE CODE [H.S]

16. Alivio.

Jane.

La caminata de Harry se había relantizado. Podía ver como trataba de luchar y respirar mientras caminaba. Cada paso que daba, era aún más agotador que el otro. Estaba sufriendo y no sabía de qué manera ayudarlo. Suponía que la herida de bala tal vez se había infectado. Después de todo, no había sido una excelente curación y, dudaba que se recupera de inmediato al no descansar.

—Harry...

Dio un gruñido, sin contestar.

Lo vi quitar el casco y su capucha con molestia. Secó el sudor de su rostro con la manga e hizo una mueca adolorida cuando continuó caminando sin mirar hacia atrás. A pesar de estar unos pasos alejada de él, podía ver sus facciones y muecas.

—Oye, podemos parar si quieres.

—Solo sigue caminando.

Solté un resoplido antes de alcanzar su caminata. Me quedé a su lado y lo observó luchar mientras continuaba sudando de dolor. Su piel se había puesto pálida.

—No estás bien.

Sonrió con una mueca irónica.

—¿Crees que no lo sé? —soltó de manera burlesca—. Por si no lo recuerdas, fue a mí a quien le han dado con una bala. Así que sé perfectamente que no estoy bien.

Presioné mis labios, evitando decir algo de más. No iba a perder la paciencia de ese modo, por lo que solo me adelanté a sus pasos mientras buscaba con la mirada algún vehículo mientras llegábamos a una zona urbana. Houston era algo grande, probablemente se podía comparar con la ciudad de Los Angeles. Sin embargo, los tipos que no seguían aún estaban cerca. Equivocados estábamos si pensamos que ya no nos perseguían. Ellos jamás se cansarian de hacerlo, sobre todo si las órdenes venían desde mi madre.

—Mira eso —oí la voz de Harry más cerca a mí—. Es el vehículo en el que veníamos —apuntó—. Joseph debe estar cerca.

Lo dudé.

—Quédate aquí. Iré a investigar...

Sostuve de su brazo antes de que fuera. Negué con la cabeza y miré el Jeep abandonado.

No tenía ganas de una nueva escapada, sobre todo con Harry de ese modo. Él no iba a soportarlo, estaba débil. No era un jodido superheroe. Caería al suelo antes de continuar corriendo.

—No me da buena espina esto —comenté al mirarlo de reojo—. No deberíamos ir. Ni siquiera sabemos si es Joseph o esos tipos que nos siguen.

—Por eso debemos averiguar.

Quiso avanzar, pero volví a detenerlo.

—Basta Harry. No puedes ni siquiera avanzar bien. Estás débil.

—¿Qué quieres que hagamos? —gruñó en voz baja—. Nuestra alternativa para irnos, está ahí —apuntó una vez más con fastidio.

Su lucha por ir hasta el Jeep acabó cuando oímos unos disparos, mirándonos como idiotas, como si no supiéramos qué hacer. Harry tomó de mi antebrazo, me llevó con presura y nos escondió detrás del carro, el único lugar en donde no debíamos haber ido. Mi tensión en el cuerpo era notoria. No tenía idea de cómo saldríamos de esta si nos encontraban.