15. Creer.

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Harry

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Harry.

—No tienes que hacerlo —suelto de manera hostil—. Puedo solo. No necesito tu ayuda ahora.


Jane solo me observó, cruzó los brazos y esperó que subiera la escalera de metal con lentitud mientras esperaba detrás de mí. Su ceja enarcada solo lograba que mi molestia creciera aún más; Odiaba que me observaran como un ser indefenso, no ayudaba para nada en mi actitud de mierda. 

—¿Vas bien?

Apreté mis labios. No contesté su pregunta ni quería hacerlo, por lo que solo me dediqué a subir a la vez que hacía un enorme esfuerzo por no caer de espaldas, ya que mi herida aún dolía por el disparo reciente. Todavía estaba débil, por lo que cruzaba los dedos porque no hubiera nadie esperándonos afuera para un ataque. No creía resistir otro disparo en ese momento. 

Mi mano se afirmó del último fierro de la escalera. Y, con la otra extremidad, traté de abrir la maldita puerta que daba hacia el exterior. Sin embargo, me estaba costando el doble al estar herido. Jane apareció detrás de mí cuando miré hacia abajo al sentir su presencia de cerca. Se afirmaba de los fierros al igual que yo mientras esperaba que abriera. 

—¿Cómo carajos me bajaste por aquí?

—Fue difícil —contestó—. Pero lo hice con una cuerda —apuntó hacia el suelo, en donde en una de las esquinas oscuras se apreciaba el objeto utilizado.

Solté un resoplido antes de volver a intentar abrir el gatillo de metal. Y al lograrlo, me apresuré en salir para sentarme en el suelo humedecido. El lugar tenía una neblina espesa. Apenas y se podían ver los árboles de alrededor. Además, estaba helando más que el día anterior. Suponía que toda es niebla venía desde el lago cercano que había por el lugar.

Jane salió después de mí, cerrando con poca dificultad mientras la puerta subterránea hacia un ruido seco y sonoro, lo que provocó que hiciera una mueca al imaginar que alguien pudiera habernos escuchado. 

—¿A dónde vamos? —preguntó.

La observé aún estando sentado.

—Debemos buscar un nuevo vehículo. No creo que lleguemos caminando —apoyé mi mano en el suelo cuando me levanté, y solté un jadeo adolorido al hacerlo—. Vamos —apresuré.

Terminé de colocar mi casco al caminar. No tenía idea de dónde marchaba, pero de igual manera me dirigí por el único camino que creía correcto en ese bosque. Jane me siguió de cerca, notando que llevaba un tipo de bandana oscura tapando su rostro, junto con un gorro negro y una mochila que traía desde la salida en Kansas. 

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora