30. Reencuentros.

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Harry

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Harry.

Sé que nos hemos alejado lo suficiente como para descansar, pero el temor de ser encontrados por mi propio equipo, era peor. Cada minuto que pasaba, solo lograba hacerme entender que no tenía vuelta atrás. No me perdonarian. Y si hubiera una horca, seguro que me llevarían a ella por traición.

Dylan y Max no se habían comunicado ni tampoco respondido mis llamados por radio. Suponía que no deseaban brindar sospechas al estar aliados conmigo. Aún así, tenía una corta esperanza de poder hablar con ellos cuando estuviéramos refugiados.

—Estamos cerca de la salida de la ciudad —le aviso a Jane cuando comienzo a notar el sol bajar—. Rodear la ciudad fue lo más complejo hasta ahora. ¿Quieres descansar?

Jane lanza la mochila al suelo, justo para apoyar su trasero en las raíces de un árbol. Suelta un suspiro largo y lleva las manos a su cabeza, apoyando los codos en sus rodillas mientras cierra sus ojos con fuerza. Parece estar exhausta y estresada, así que pocos segundos después, procedo a copiar su gesto para sentarme a su lado. Y, el arma que he llevado durante todo el día, descansa a un lado de mí.

—Estoy odiando el invierno —suelta con molestia cuando apoya su nuca contra la dura corteza—. Pronto lloverá, el cielo se oscurece.

—¿Quieres continuar?

—Necesitamos un vehículo.

Sería mucho mejor.

—Entonces tendremos que dirigirnos a la ciudad y buscar suerte —menciono a la vez que rebusco el radio—. Pero debemos tener paciencia para poder actuar. Dylan aún no se comunica conmigo.

—Ya es tarde... Tal vez regresaron a la base.

Sonreí sin gracia.

—Quiero creer lo mismo que tú.

—¿Cuándo has comenzado a sentir los síntomas? —esta vez giró su cabeza para observarme de cerca. Parecía querer analizar cada parte de mi rostro con cautela—. ¿No has tenido fiebre?

—Solo lo que viste en ese puente.

Arrugó su entrecejo.

—Esto... es un poco extraño.

—¿Por qué?

La curiosidad se ha apoderado de mí en poco tiempo. Jane sabe más de lo que yo podría imaginar.

—Estás teniendo uno de los síntomas que son poco probables. Este virus, comienza con fiebre para posteriormente avanzar hacia la muerte con otros signos.

Libero un resoplido resignado.

—Estoy tratando de pensar que solo fue una casualidad el estar infectado... pero he estado mucho tiempo fuera. Estuvimos cerca de Susan.

—¿Crees que Susan siga con vida?

La pregunta me toma por sorpresa, por lo que fingiendo lo mal que me genera esa posibilidad, lo logro disimular con seriedad.

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora