2. El plan.

417 44 69
                                    

Harry

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Harry.

—¡No sean quejicas! —grité—. ¿Qué es eso? —bramé mientras los veía trotar con más lentitud que antes—. ¿Ya se están cansando? —me burlé.

El pelotón continuó trotando cerca de quince minutos sin descansar y, cuando tuve algo de piedad, descansaron en una de las gradas. Pronto noté como un nuevo escuadrón se unía al entrenamiento y solté un resoplido al ver lo que sucedía.

Me acerqué aparentando calma hasta el general de división. Y, cuando me posicioné a su lado mirando hacia el frente, él sonrió con altanería, sin decir nada. En tal solo unos minutos había logrado que mi mal humor surgiera.

—¿Qué ocurre Styles? —preguntó mientras mantenía sus manos en la espalda—. ¿Hay algo que desees decirme?

—Estamos entrenando.

—Lo sé.

—¿Qué haces aquí?

—Ustedes ya terminaron. Los veo descansado, creo que es mi momento de entrenar a mi pelotón —dijo mirándome esta vez.

Apreté la quijada, sintiendo el enfado envolverme. Sin embargo, aún así, logré controlar mis impulsos de insultarlo o golpearlo. Dylan, siempre trataba de encontrar un método para fastidiarme. Era un maldito hijo de puta, pero debía soportarlo, ya que ambos estábamos dentro de esa base hasta el día de nuestra muerte.

—Como dices, solo están descansando, aún no terminamos.

Encogió sus hombros.

—No es mi problema —dijo al mismo tiempo que indicaba con su dedo que siguieran dando vueltas los de su escuadra—. Por cierto, Hemlich te necesita. Tiene una nueva misión —comentó.

—¿Misión?

—No lo sé. Dijo algo de salir de la base —hizo una mueca.

Lo miré fijamente antes de girarme hacia mi pelotón, indicándoles que el entrenamiento había terminado por ese día. Y, cuando caminé hasta la oficina de Hemlich, miré brevemente a las personas que se encontraban en el patio delantero de ahí. Aquella gente, era las que habíamos rescatado hace dos años atrás en la ciudad cuando todo había comenzado. Pero ahora, vivían en tranquilidad en la base, tratando de retomar sus vidas. Aunque todos sabíamos que retomarlo, era solo una mentira que habíamos creado para mantenernos tranquilos.

Toqué la puerta con mis nudillos y esperé paciente.

—Pase —gritó él.

Ingresé haciendo un gesto militar y, cuando él me dio la orden de sentarme frente a su escritorio, lo hice. Hemlich se mantenía sereno, pero lo cierto, era que ocultaba muy bien lo que podía sentir. Él se había hecho capitán general hace poco tiempo, quizá hace poco menos de tres meses atrás. Y aunque pretendía hacernos creer que tenía el orden, la mayoría de nosotros sabía que no. Aún le costaba dirigir a las distintas divisiones, llegando a tener topes con sargentos y coroneles.

THE CODE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora