Sakura sale del despacho un poco más tranquila, esa llamada la ha puesto más liviana, como si hubiera botado un gran peso. Yukito siempre tiene las palabras exactas a sus dudas e inseguridades.
Mina se acerca y con una reverencia le pregunta si va a desayunar.
—Esperaré a Akiho y los niños, muchas gracias Mina—sonríe y la mujer se retira a ver qué todo esté listo para la hora que los tres lleguen.
Sube a su habitación, sigue en pijamas es hora de empezar el día, esa tarde quedó con Kaito en comprar los útiles que ambos niños necesitarán para la escuela, además el ver lugares bonitos y gente la ponen muy feliz.
Es época de calor en Japón, muy contrario a Inglaterra, y eso le gusta de Japón, porque puede ponerse los vestidos con estampados floreados que tanto ama.
Son sencillos pero hermosos, nunca le ha gustado derrochar y despilfarrar dinero en ropa tan cara, además prefiere donar algo de dinero e incluso comida y juguetes a niños de albergues de bajos recursos.
En Inglaterra todos los años, en épocas decembrinas, junto con Kaito y Liam, visitaban albergues llevando alegría a tantos niños desamparados o que han perdido a sus padres.
El dar un presente a cada pequeño, era un aliciente y alegría para ella, su hijo, es el que entregaba los obsequios. Solo Kaito observaba todo desde una distancia prudente, nunca se ha involucrado más allá de eso. Con ver feliz a su mujer y su hijo él estaba bien servido.
A pesar de que en el fondo nunca le ha gustado malgastar el dinero en esas cosas. La sonrisa de su mujer y su hijo, don todo para él.
Baja las escaleras y Akiho entra con los niños, Liam corre a los brazos de su madre que le corresponde con gusto. Akiho y su hijo solo observan con reserva.
—Mami, hay un bonito parque cerca de acá—comenta Liam muy contento—. Cuando llegue mi papá vamos con él.
—No sé si tu papá pueda Liam, el día de hoy empezó a trabajar en la empresa Li y cuando está de lleno en el trabajo llega tarde. Pero tú y yo podemos ir junto con Taiki¿ Que dices?—pregunta mirando al pequeño niño de ojos azules.
Taiki levanta su mirada azul y se sonroja al ver a la castaña sonriendo con dulzura. Akiho aprieta su hombro brindándole seguridad.
—¡Si!—contesta el pequeño con entusiasmo.
—Entonces lavense para desayunar—dice Akiho, los niños sonriendo suben escaleras arriba a lavarse las manos y sus madres se quedan observando a ambos.
—¿Cómo se ha portado Liam?—pregunta Sakura.
—Es un niño muy bien portado, déjame felicitarte Sumi, la compañía de tu hijo le está haciendo tan bien al mío—suspira con tristeza.
—Akiho, te dije que si deseas hablar con alguien, estoy acá para escucharte, y lo que ví desde que llegaron a esta casa es mucha tristeza y melancolía en tí y en él.
La joven de ojos azules conecta su mirada con la verde de Sumi, unas lágrimas se forman en sus ojos y sin poder evitarlas rompe a llorar.
Sumi se acerca y la envuelve en un abrazo, uno donde le demuestra compañía, comprensión, pero sobretodo mucha calidez.
—Lo siento, desde que tuve a Taiki mi vida ha sido un completo infierno—se limpia las lágrimas y continúa hablando—. La familia de mi difunto esposo, jamás me quiso, me maltrataban, me insultaban, e incluso le metieron cizaña a mi esposo de que Taiki no era suyo.
Sumi abre los ojos sorprendida, es lo más ruin que han podido hacer esa gente, ahora entiende porque tanta tristeza y hermeticidad en la personalidad de Akiho y qué decir del pequeño. Solo al llegar a esa casa, lo sintió cohibido y triste.
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𝑉𝑜𝑙𝑣𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝑇𝑖
RandomSakura y Shaoran son dos jóvenes enamorados a punto de terminar sus estudios universitarios. Lo tenían todo, amigos, familia y un buen futuro económico y laboral. Pero todo cambió una noche en la que Sakura tiene un accidente y la dan por muerta. Se...