Penúltimo

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El héroe Deku, jamás existió.

En su lugar estaba, un símbolo. Un ser inquebrantable, perfecto hasta el punto de ser visto como irreal.

Porque, todos decían lo mismo; "Si llegas a toparte con él, no le digas más de dos palabras o te sentirás malditamente incomodo" "Sus ojos no sonríen" "Es perfecto, pero no me da demasiada confianza" "Siento que es falso" "Cuando lo veo de cerca, me dan ganas de llorar"

Ese no era el tipo de héroe que quería ser. No se suponía que debía ser de esa manera.

¿Conocen esa sensación de odiar lo que siempre amaste? Izuku jamás pensó que ese sentimiento existiera, hasta el día en que despertó en una camilla esposado y una mujer le sonrió de una manera extraña mientras le decía como tendría que vivir su vida desde ese preciso segundo.

Tiene 20 y la última vez que vio a su madre, le había mentido.

-Los reportes de productividad van muy bien, nuevamente este año serás nombrado como el numero uno. ¿Por que no asistes a la premiación?

-Jajaja realmente no es lo mío el subirme a un escenario, pero de igual manera, agradezco su invitación.

-Esta bien, supongo que no se puede hacer nada. No quiero obligarte hacer algo que no quieras.

La mujer le mantuvo la mirada antes de sacar un sobre del cajón de su escritorio. Midoriya suprimió cualquier emoción.

-Sabes que siempre puedes acudir a Hawks por ayuda ¿verdad?

-No quiero molestar a mi senpai, además, él ya debe de tener demasiados problemas.

-¿Seguro? No creo que le importe enseñarte a sonreír como un héroe.

. . .

Llego a su habitación y se dirigió directamente a su escritorio, encendió su laptop y extrajo la memoria del sobre. 

Tristemente se había acostumbrado, como un perro, a recibir una única recompensa al hacer un buen trabajo.

Una foto.

Simple y borrosa.

De eso dependía su estabilidad.

. . .

. . .

-No te vallas.

-No me iré, aquí estoy.

Midoriya se acurruco más cerca de la cálida mano que sostenía su rostro caliente por la fiebre.

Aquella semana, Izuku se había enfermado seriamente. Shigaraki, preocupado, no quiso moverse hasta asegurar su recuperación o mejoría. 

-Ah, Izuku-chan se ve tan lindo.

-No creo que deberías de decir eso sobre una persona enferma, míralo esta sufriendo- Spinner hablo preocupado. Izuku no sabía desde donde le hablaba, pero realmente trataba de no mostrarse tan lamentable -¿Donde diablos esta Dabi?

-Ya llegue-

-¡Es muy tarde, ya murió! ¡Déjenme hacerle la autopsia! ¡Debo descubrir si fue natural!

El pelinegro ignoro a la fémina mientras se acercaba a la cama y dejaba la pequeña funda sobre el borde de esta. Izuku le regalo una sonrisa débil en agradecimiento y se levanto con su ayuda. 

Extrañamente se habían vuelto cercanos, incluso Toga bromeaba con que Dabi parecía un hermano mayor que siempre lo andaba vigilando.

Todos vieron en silencio como tomaba las pastillas, expectantes.

AdversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora