Celebración

2.6K 427 80
                                    


De entre los arbustos apareció corriendo el extraño exhibicionista junto a un anciano que apenas podía seguirlo.

-¡Ya he traído ayuda!- grito Teseo. Shigaraki bufo, ese tipo lo desesperaba -¡Es increíble! ¡Ambos están bien! ¡Mire anciano!

-¿Estás seguro de que estaban heridos? la descripción que me diste de las heridas era alarmante, joven Teseo.

-¡Si anciano! ¡Compañeros díganle al anciano!- Midoriya tuvo la intención de responder pero fue interrumpido por una mujer que llego corriendo y se lanzó contra el cuerpo de Teseo.

El ruidoso hombre comenzó a reír, antes sonreía y hablaba animadamente pero en ese momento la felicidad que desprendía era comparable a la alegría de un niño que juega por primera vez, la mujer lo abrazaba y besaba por todo el rostro. 

Shigaraki miraba la escena sin inmutarse, él no era el tipo de persona que se conmovía ante esas escenas -si fuera de ese modo no sería un villano- Miro al pecoso a su costado y vio como sus ojos brillar, volvió su mirada a la posible pareja, tratando de encontrar lo que el chico tanto admiraba pero nuevamente solo vio una mujer riéndose y un molesto exhibicionista.

-¡Mis amigos! Les presento a mi futura esposa, Ariadna.

Todos se presentaron, incluso Shigaraki colaboro, a regañadientes, con la socialización. Ariadna les anuncio la celebración que se haría esa noche por el final de la bestia y los sacrificios. 

Caminaron tranquilamente por el sendero de piedra, hasta que en un momento, Teseo soltó algo que saco a Shigaraki de sus casillas.

-¡Oh! cierto, amor, no te lo había mencionado pero mi compañero de luchas tiene como amado al pequeño Izuku.- Midoriya se quedó de piedra, Shigaraki casi se rompe el cuello al tratar de matar con la mirada al exhibicionista idiota.

-¡Oh pero que linda noticia! - La mujer se acercó a Midoriya y tomo sus manos provocando un sonrojo en el nervioso pecoso -Pequeño Izuku no sabía que tenías una persona especial.

Ariadna tomo del brazo a Midoriya y lo arrastro lejos de los tres hombres, Shigaraki no intervino en el secuestro, hasta que recordó -Si el viejo senil aparecía y lo veía solo, no le contaría la última historia- trato de correr tras el estudiante pero Teseo lo detuvo poniendo su brazo alrededor de sus hombros mientras reía escandalosamente.

-¡Mi amigo, déjalos ser! Tu sabes cómo son las mujeres, cuando se proponen algo no hay quien las detenga, y ya ves que mi futura esposa tiene puesto un ojo en tu amado desde que lo vio.

-¿De qué estupideces hablas?

-¡Oh! tranquilo no te pongas celoso, mi esposa siempre quiso conocer a un erómenos (1) por eso ten por seguro que no te lo devolverá hasta que llegue el momento de la celebración. Ya ves que en este lugar no viven muchas personas y ninguno de los hombres de por aquí tiene un amado. Tienes suerte de no estar entre las garras de mi esposa, esa mujer es todo un caso cuando le pica la curiosidad.

"Me irritas, muérete"

Nuevamente el fornido exhibicionista se largó a reí, reteniendo a un fastidiado Shigaraki. Teseo le arrastraba, mientras le contaba sobre la pelea al anciano. 

Llegaron a lo que parecía ser la plaza de una ciudad, muchas personas estaban reuniéndose llevando y trayendo cosas, muy ajetreado.

-Bueno es momento de ayudar a los demás. Vamos mi amigo ayudemos con el escenario para los concursos- Teseo volvió a palmear su espalda. Estaba seguro de que le arrancaría cada dedo de sus extremidades si volvía hacer eso -Esta noche en especial habrá concursos líricos y de canto. Oh pero el concurso que estoy esperando con ansias es el de belleza, mi hermosa Ariadna participara. Probablemente obligue a tu amado a participar en alguno de los eventos.

Shigaraki se detuvo a pensar, sería gracioso ver al pequeño héroe hacer el ridículo frente a tantas personas además, no podía acabar con ese sujeto hasta que Midoriya estuviera cerca o el anciano no cooperaría.

. . .

Mientras el sol se ocultaba, Shigaraki descansaba sentado en el lugar más alejado que encontró del ruidoso Teseo -Ese hombre hablaba hasta por los codos- en su mano una extraña vasija llena de vino. No bebía a menudo, pero pensaba que lo tenía merecido luego del "trabajo duro" que había hecho.

Luego del tercer trago dejo de contar las veces que se llevaba la vasija a los labios, no le tomo importancia, miro como las personas se reunían en grupos y charlaban alegremente mientras comían y tomaban. No se fijó en el pequeño grupo de hombres y mujeres tocando música alegre sobre el gran escenario. Le pareció extraño no tener ese sentimiento de odio hacia todo, pero no quiso darle vueltas al asunto.

La música en el escenario se detuvo, logrando que todos tomaran asiento y miraran atentamente el escenario, Shigaraki miro con curiosidad como varias personas comenzaban a llenar el escenario hasta que sus ojos se cruzaron con un par brillante y verdosos, lo que paso después fue todo un deleite para él; Al parecer, el pequeño fue obligado a participar en una obra de teatro con un papel que no resaltaba para nada -Era el hijo de uno de los protagonistas según entendía- pero aunque no tuviera que hacer absolutamente nada, el estudiante se encontraba muy tensó, vestir solo unas finas y cortas telas frente a una multitud de personas hacia que el chico se sintiera cohibido.

"Que interesante expresión"

. . .

Paso el clímax de la historia -Donde la mujer asesinaba a los hijos de su amor no correspondido- la obra perdió interés para Shigaraki y comenzó a buscar al chico cerca del escenario, pero no lo encontró. 

Se sorprendió cuando, al levantarse de su lugar, toda su vista se nublo y tambaleo un poco, enseguida se apoyó en una pared y espero unos segundos para empezar a buscar al chiquillo problemático.




Erómenos (2).- Es un adolescente comprometido en una pareja pederastica con un hombre adulto, llamado eraste.

Eran relaciones desiguales. El adulto, erastés, era el amante; el adolescente, llamado erómenos, el amado. Un eróme­nos debía ser atractivo, inteligente y virtuoso. No se esperaba de él que sintiera deseo hacia su protector, sino afecto y agradecimiento. Era el erastés quien perdía la cabeza.

AdversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora