Regreso

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Despertó, sintiendo algo húmedo restregarse contra su rostro. Gruño y giro en su lugar sin abrir los ojos. ¿Qué era eso? No tenía ni idea, quería dormir no buscar respuestas.

Se levantó de golpe cuando escucho un ladrido a sus espaldas, él no tenía un perro.

¿Dónde estaba Izuku? Miro a su alrededor, encontrándose una habitación que no conocía. Se levantó de la cama pero, volvió a caer en ella cuando su visión se tornó negra y se sintió mareado.

El perro se volvió acercar, restregando su cabeza contra la rodilla del villano. Shigaraki lo ignoro y buscó algo que le diera una pista sobre donde se encontraba. 

La habitación no contaba con ventana, pero poseía dos puertas y una se encontraba entre abierta –Supuso que por esa había entrado el perro- habían muchos libros por todo el lugar, regados por el suelo y llenando las repisas, no había escritorio ni sillas.

Volvió a pararse, esta vez mas despacio, su cuerpo se sentía débil. Camino hacia la puerta, en silencio, con el perro siguiéndole desde atrás. 

Se asomó, pero solo se encontró con un pasillo y otra puerta al frente. El perro pasó entre sus piernas, entrando directamente a la habitación de al frente.

-O-Oye espera.

El animal le ignoro y opto por seguirlo.

"Pulgoso y necio"

Ambas habitaciones eran iguales, con la diferencia de que en esta había muchas plantas y unas puertas corredizas de cristal que daban a una especie de patio.

Y en la cama, se encontraba el estudiante.

"Es Izuku"

Se acercó y toco su mejilla con cuidado, lucía un poco pálido pero se veía bien, estaba cálido y sin heridas. Suspiro. Midoriya se removió y sonrió entre los sueños

-Más te vale no estar soñando con All Might- susurro, alejando su mano y tomando asiento al borde de la cama.

¿Habían regresado? Era probable. Sin embargo, no sentía que algo hubiera cambiado. No estaba seguro de donde se encontraban, pero realmente ya no se sentía tan interesado de saberlo.

¿Debería marcharse? No lo sentía correcto. 

¿Si se marchaba tendría que volver a actuar como un desconocido hacia Izuku? Realmente la idea no le parecía posible, no podía imaginarlo, ya no recordaba como hacerlo.

-¿Shi-Shigaraki?- titubeó Izuku, llamándolo a sus espaldas. Se tensó.

Extrañamente, ahora ya no quería enfrentarlo. El perro movía su cola alegre mientras trataba de subir a la cama, le era imposible.

-Shigaraki- le volvió a llamar.

No le miro, estaba estático en su lugar, teniendo un extraño conflicto interno sobre cómo debería de actuar. Sintió la cama hundirse y luego las manos del chico tomarle el rostro, con cuidado.

"Espera... ¿A qué le temo? Yo, puedo actuar como quiera. Este chico.....¿Por qué tendría que cambiar? " pensó, sintiéndose descolocado por el cálido tacto en su rostro.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el peliverde. 

Tomura le miro, esperando un cambió. No encontró ninguno. 

Izuku le regresaba la miraba, preocupado. Su actitud no cambiaba. Midoriya se preocupaba por él y le miraba sin miedo. Sin notarlo, su corazón se relajó dentro de su pecho.

-Deberías decirme Tomura- exigió, girando su cuerpo por completo y abrazando a Midoriya.

Sintió como el cálido cuerpo se volvía tenso y tembloso, se alejó para verle pero Izuku pareció tranquilizarse de inmediato. Era extraño, por un momento sintió que Midoriya lo alejaría.

"Tal vez...., lo imagine..." pensó, dudoso.

Noto el preciso instante, en que las mejillas se tornaron rojas y el nerviosismo se apoderaba del cálido cuerpo. Observo con detenimiento, el rostro nervioso de Izuku, al no encontrar nada preocupante decidió olvidar el pequeño desliz.

-Pe...Pero- le escucho susurrar, tratando de excusarse, avergonzado y sin saber que como responder a su repentina muestra de afecto. 

Shigaraki sonrió en su interior y se alejó por completo del chico.

-Entiendo, ahora me trataras de este modo.- reclamó, fingiendo decepción. Podía escuchar a Kurogiri diciéndole que debía comportarse.

Observo de reojo, como Izuku abría la boca sorprendido y luego hacia un moflete. Sus dedos temblaron y estuvo a punto de colocarlos todos sobre las sabanas.

-Pareces un niño- respondió, en un quejido de "molestia". Midoriya fue el que se volvió acercar, sentándose a un lado del villano, sin mirarlo, acariciando la cabeza del can que ignoraba la situación –Pareces un niño, Tomura-san.

Shigaraki, escucho el susurro con su nombre. Acerco su mano y pico la mejilla pecosa, pidiendo atención. Estaba extrañamente feliz en ese instante y quería ver de frente el tierno intento de esconderse que Midoriya estaba tratando de hacer.

-Izuku- le devolvió el llamado, provocando un mayor desastre en el rostro contrario.

Divertido, escucho los balbuceos que salían de los temblorosos labios. Midoriya cerró sus ojos y se encogió en su lugar, tapando su rostro. Shigaraki se acercó. 

Etiquetando a Izuku de adorable, aparto ambas manos.

-Abre los ojos- pidió, Midoriya tardo unos segundos en hacerlo. Era lindo, ese leve temblor que provocaba en el menor -Voy a secuestrarte.

-¿Q-Qué? No, no puedes.

Gruño ante la negativa, sacándole una risa al peliverde. Se mantuvo escuchando la risa bajita de Izuku.

Era como si ambos estuvieran contándose secretos.

El perro, ladro de repente, se levantó del suelo y corrió apresuradamente fuera de la habitación. Ambos, le siguieron con la mirada, escuchando una puerta ser abierta y cerrada, posteriormente una voz conocida hizo eco en la casa.

-¡Oh! Parece que hoy estas más animado ¿Cuidaste bien la casa?

"Cierto, el viejo"

Se levantó y ayudo a Izuku, indicándole sobre los mareos y debilidad. Salieron de la habitación, siguiendo el pasillo y la alegre conversación que el mayor parecía tener con el animal.

-Te compre más comida. Creo que comes demasiado, pero realmente no te ves gordo o algo.

Llegaron al final del pasillo. A la derecha, se encontraba el hombre, tras la barra de la cocina. Lucia distraído mientras servía comida para el can que no paraba de ladrar entusiasmado.

Tomura chisto por el ruido. Observo a Izuku, sonriendo ante la escena del viejo, sonrió un poco y le hablo al probable dueño de la casa.

-Si continuas llenándole de comer, se volverá una morsa, viejo senil. 

AdversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora