Tacto

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Izuku no era alguien que pudiera hablar con mujeres, por eso, mientras Ariadna lo arrastraba y hablaba de un millón de cosas, Izuku solo podía sentirse mareado, abrumado y muy avergonzado. Cuando volvió a ser consciente de su entorno, se percató de que estaban ingresando a una extraña villa, podía escuchar muchas voces salir de ese lugar.

La residencia, se encontraba colmada de personas alborotadas, algunos cantaban, otros tocaban instrumentos y varias personas corrían llevando cosas de aquí para allá.

-¡Oh! ¡Miren, Ariadna trajo un niño!

-Vaya ¿eres nuevo?

-¿De dónde vienes?

-¿Por qué usas esa ropa tan extraña?

-¿Cuántos años tienes?

-¡Miren su cabello!

Se sentía más pequeño y cohibido, había mucha gente rodeándolo y tocándolo, además de que la avalancha de preguntas que le hacían no ayudaba hacer que pudiera tranquilizarse. Ariadna lo vio en apuros y se interpuso, presentándolo con todos, pero no de la forma en la que le hubiera gustado.

-Su nombre es Izuku, vino como ofrenda, al igual que mi querido Teseo- la mujer sonrió orgullosa. Poniendo las manos en su cintura. Izuku pudo ver un rastro de Teseo en la forma de como sonreía, eran parecidos, sus risas risueñas y sus portes orgullosos. -Pero este chico no vino solo, llego en compañía de su amante.

"¿Qué?... eso no.."

La lluvia de comentarios de las demás jóvenes no se hizo esperar, otros sonreían apenados e incluso algunos chicos y chicas se le acercaron a preguntarle cómo fue su flirteo. Izuku respondía lo que podía, pero cuando comenzaron hacerlo preguntas sobre su "romance" con Shigaraki, prefería esquivaba las preguntas sintiéndose extremadamente avergonzado.

-Entonces ¿Cómo conociste al señor Shigaraki?

-Bu...Bueno Shigaraki fue a mi escuela....de improviso- Prácticamente no era una mentira, había conocido a Shigaraki en la UA.

-¡Oh! pero yo escuche que estaba prohibido que los erastés fueran a las escuelas.

-No seas tonta Camelia, seguramente su amante era maestro y quedo encantado con el adorable Izuku por lo que aprovecho la cercanía y le comenzó a flirtear ¡Esta claro que era un amor imposible que rompió con todo-!

-De nuevo estas apresurando conclusiones Anthea. Mejor vamos a terminar de arreglarte que ya va siendo tiempo para que salgas- renegó, regañándola mientras la empujaba hacia una habitación

. . .

Luego de varias conversaciones, Izuku anduvo de aquí para allá, siendo mimado mientras ayudaba en lo que podía a los que le rodeaban. Las mujeres alagaban sus pecas y rizos, y cuando le veían sonrojarse le molestaban hasta que eran detenidas por la sobre-protectora Ariadna.

Los nuevos conocidos de Izuku se tomaron la libertad de cambiar sus ropas, depilar sus piernas y arreglar un poco su cabello, tenían pensado maquillarle pero Ariadna dijo; La piel tiene que ser mostrada al natural.

De lo que no se escapo fue de que le colorearan los labios.

Por más que decía que él se encontraba bien con sus ropas, los demás solo le ignoraban y se justificaban argumentando que él debía disfrutar de la cultura de una ciudad extranjera.

No estaba acostumbrada a ese tipo de "cultura" de la que hablaban, todos le tocaban sin apenarse e incluso hablaban de cosas subidas de todo como si nada. Pero no parecían malos, ese era el tipo de personas que eran, y realmente no parecían sentirse incomodos o mal intencionados con sus acciones.


De a poco, noto como las personas comenzaban a marcharse, llevándose sus instrumentos y demás suplementos, Midoriya estaba a punto cambiarse, y marcharse en busca de Tomura, pero uno de los mayores le pidió ayuda.

¡Él es Midoriya Izuku! ¿Cómo se negaría a prestar ayuda?


Nunca pensó que le pedirían actuar -Aunque no era gran cosa lo que hacía- Se sentía nervioso. Ser colocado en un escenario, vistiendo ropas totalmente diferentes a lo que el vestía normalmente, le ponía nervioso.

Trato de mirar un lugar, un punto donde no estuvieran las miradas de todas esas personas, y por un momento, cruzo miradas con Shigaraki. Fue solo un momento, pero la penetrante mirada le estremeció. 

Luego de cruzar miradas, pudo sentir toda la atención del mayor en él, jamás dejo de mirarle. Casi sentía que Shigaraki le podía ver el alma.

Cuando todo acabo, soltó un gran suspiro de alivio -Tomura lo había puesto muy ansioso- Busco tras el escenario la figura de Ariadna. Pediría su ropa de regreso.

Mientras buscaba, alguien más le atrapo.

-¡Joven Izuku! Muchas gracias por su ayuda.

-No...No tiene por qué agradecer señor...

-¡Oh que modales los míos! Puedes llamarme Demetrio.

-Bueno, señor Demetrio tengo que ir por mi ropa, con permiso- trato de marcharse, pero el mayor coloco su brazo alrededor de sus hombros y le retuvo en su sitio. Se sentía extraño.

No era como cuando lo hacían sus amigos o las personas con las que había hablado en ese lugar, no era un tacto que le transmitiera confianza.

- Entonces te acompaño para que no te pierdas.


Cumplía todos los estándares que Demetrio buscaba –Izuku era un manjar afrodisíaco que necesitaba probar- era joven y de piel blanca, con pecas que le daban un aspecto inocente, era delgado con músculos definidos, pero sin llegar a ser demasiado fornido, además de ese cabello de color peculiar.

Lo quería. No, esa no era la palabra. Lo deseaba.

. . .

Encontró sus ropas dentro de una habitación, sonrió aliviado, había pensado en la probabilidad de que Ariadna las hubiera escondido. Le informo a Demetrio que se cambiaría en otra habitación, el mayor asintió y le dejo marcharse, apenas se alejó de su mirada soltó un suspiro inconsciente. Sentía que algo estaba mal. Comenzó a cambiarse, tratando de ser lo más rápido posible, y cuando miro por cuarta vez de reojo la entrada se encontró con la mirada del mayor.

-¿Señor Demetrio? ¿Qué esta-?

-Tranquilo, ambos somos hombres, no tienes de que apenarte.

Trato de tranquilizarse, tal vez estaba siendo paranoico, no sabía a qué le tenía miedo. Se alejó unos pasos sintiéndose incomodo por la mirada contraria, realmente nunca espero que Demetrio lo acorralara y tratara de besarle.

-¡Espere! ¡¿Qué se supone que trata de hacer?!

Demetrio chisto cuando Izuku se alejó, lo agarro de un brazo y lo jalo hasta retenerlo entre sus brazos.

-Tranquilízate, será peor si te resistes.

Cuando sintió que el mayor trato de introducir una mano en su ropa interior, lanzo el cuerpo contrario contra el suelo - El no tener el One For All con él, no le impedía defenderse- Tomo su ropa y corrió hacia la salida.

Sentía un horror indescriptible correr por su cuerpo.

. . .

Cuando se detuvo, se encontraba nuevamente cerca del laberinto, una briza provoco que temblara y se percatara de que aún seguía en ropa interior, se vistió rápidamente tratando de no mirar su cuerpo -se sentía asqueado-.Nunca había experimentado ese tipo de situaciones, y no le agrado para nada el tacto contrarió.

Era vergonzoso y desagradable.

AdversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora