12

5.7K 875 541
                                    

Oikawa

Suspiré a la vez que me dejaba caer en el colchón del hotel... ¿habré hecho bien? ¿Al decirle eso? ¿Quizá no era el momento adecuado? ¿Debi haberme seguido controlando?

Sé que tengo una personalidad de mierda pero me estuve controlando bastante por ella... no quiero que se aleje, no ahora. Creo que estoy sintiendo algo por ella.
¿Si se aleja al saber que soy un arrogante? ¿Si se aleja al saber que me exijo demasiado en el deporte? ¿Pensará que estoy loco por enfocarme demasiado?

Largué un gemido de frustración.

No debí meterme en este lío. Ahora tengo un quilombo en mi cabeza y en mi corazón.

La notificación con el sonido que le había puesto a sus mensajes sonó.

Euuu

Te pinta hacer algo?

Si podés y querés digo...

Recibido.

A lo que le respondí con una sonrisa que la sentí segundos después por el dolor en mis cachetes:

Ok

Donde?

Y a que hora 😊

Enviado.

Su respuesta no tardó en llegar.
Levanté mi cuerpo de la cama y olí mi cuerpo. No tengo mal olor, eso es bueno. Me cambié de ropa y me puse perfume, arreglé un poco mi pelo, me lavé los dientes y agarré mi celular junto con la billetera.

Una vez que salí del edificio inspiré hondo admirando la arquitectura de Argentina. Es fantástica. Pero debo admitir que extraño un poco mi país... mis amigos y club... Iwa...

Sacudí mi cabeza y decidí empezar a moverme. No tengo que deprimirme. Ya está. Dejé el pasado atrás. Dónde debe estar.

(...)

Díaz se encontraba parada, con la vista en su celular ignorando completamente que un chico la estaba observando y no era yo.
Apreté mis dientes con fuerza y me dirigí a ella, la abracé con mi brazo izquierdo y besé su cabeza y a continuación miré con prepotencia a aquel chico dándole un claro mensaje.
Arqueo una de sus cejas y se fue sin rechistar. Solté un sonido de triunfo.

—¿Por qué tan así? Vi lo que le hiciste al pibe ese.

—Yo no hice nada.

—Tooru.

—¿Te dije que me encanta cuando dices mi nombre?

—Decís.

Le sonreí de lado, divertido.

—Te acordaste. Bien, bien. Un punto para vos.

—¿Puntos? Tomatela, quién sos bobo.

Reí. En ningún momento ella quitó mi brazo y me gustaba. Me gustaba que le guste mi tacto. Me hace sentir mucho mejor.

—¿Yo? El gran rey de la cancha, Oikawa Tooru.

—Pff. Ahora entiendo lo que me dijiste la última vez. Sos un creído de mierda —rió—. ¿De esto tenías miedo? ¿Por eso actuaste como un pollito mojado?

Hice una mueca mirando a un costado.

—Tal vez...

—Tengo amigos que son peores que vos, no me molesta. Puedo controlarte.

Volví a verla con un gesto soberbio.

—¿Ah, si? Dudo que una baaaka como tú pue-

—¡Boludo! —cortó emocionada— ¡yo sé que significa eso! El otro día vi un coso de estos y le decían eso... ¡Tonta! Pará. ¿Me dijiste tonta re pelotudo de re mierda?

No pude contener mi risa. El cambio de expresión que tuvo fue demasiado chistoso.

—Te puedo dar el honor de ser mi tontita. Nadie pudo serlo antes —le guiño un ojo acercándome a su cara pero me alejó brusca con su mano.

—A mi no me das ningún título, "gran rey". Yo me lo busco —respondió burlona.

—Dudo que llegues a mis talones. Son años y años de esfuerzo.

—¿Quién?

La miré confundido mientras seguimos caminando.

—Yo __(tn). Estamos hablando de mí.

—Quién te pregunto, pete.

—Vos.

Bufó exasperada.

—No, pelotu- ¡uy, que tarado que sos! —soltó desganada.

—¿Pero que hice ahora? Respondí a tu pregunta.

—Te voy a regalar no sé, una guía Argentina para que puedas entender y a ver si así sos un poco más vivo.

—Estoy vivo.

—Deja de boludearme.

Reí corto y le di un beso en su mejilla.

•••
¡hola y adiós!


Argentoto || Oikawa Tooru Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora