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Díaz

Hoy, después de miles de charlas, de vueltas, de comidas y risas juntos, de citas, de miradas de chamuyos mutuos decidí que era hora. De que lo hagamos oficial, yo quería hacerlo oficial. Pero, nunca di el primer paso yo, siempre eran los chicos... ¿que si me dice que no? Quedo como pelotuda y no lo soy. Seré de todo pero no pelotuda, eso jamás.

Volví a mirar la mi celular con el nombre del único contacto que puede salvarme. Despejarme. Aunque sus métodos no sean los más delicados, lo hacen. El tono sonó unas tres veces esperando a que atienda la idiota de mi mejor amiga.

-Sofía, necesito tu ayuda-dije media ansiosa. Lo estoy.

-¿Qué pasa, Díaz? ¿Estás bien? Estaba cagando pelotuda, me pasó mi celular mi hermano al baño -respondió en un tono que no sé muy bien como definirlo... pero digamos que, ocupada.

-Bueno, cagá después -reí-. Es Toto.- suspiré. -Quiero pedirle que sea mi novio, pero no tengo la puta idea de como hacerlo. Corte, ¿que le digo?

Sofía rió.

-Bueno, primero lo primero. Relajá las nalgas y respira. No hay que darle muchas vueltas, no es una calesita. Al punto y listo. Decile "Che lindo, ¿Querés ser mi super hiper mega novio asiático?

-¿Vos sos pelotuda? No -volví a reírme - Dale, tarada en serio.

-Bueno, no sé, que se yo. Llevátelo a un lugar especial, mirate una pelicula romántica y copiala. Sabes que soy más de lo seco yo en esta zona...

-¿Un lugar especial? -pregunté, pensando en los momentos que habíamos compartido. -Ah, puede ser la calle donde nos conocimos. O la cafetería donde siempre nos encontramos.

-Exacto -dijo Sofía. Se le escuchaba un pequeño eco en su voz. Sigue en el baño la muy sucia. -Y no te preocupes por el 'y si'. Si dice que no, al menos vas a saber dónde estás parada. Pero yo confío en que va a decir que sí. Eso, o si no... ayer me leí un libro don-

-¡No! Nada de tus ideas retorcidas.

Después de agradecer a Sofía y dejar que no termine de contarme su idea enfermiza, le corté y me dejé caer en el sillón. La idea de él diciendo "sí" me llena de emoción, pero también de nerviosismo. ¿Y si arruino todo?

Justo cuando estaba a punto de perderme en mis pensamientos, alguien tocó la puerta. Me levanté y abrí. Ahí estaba Hinata, el compañero de Tooru y un amigo que estaba empezando a considerar cercano. Su sonrisa es increíble, es muy contagiosa.

-¿Díaz, estás ocupada? -preguntó Shoyo. -Quiero comprar algunos recuerdos para llevar a mis amigos de Japón. ¿Te gustaría acompañarme? ¿O era me acompañás?

Miré a Shoyo y sonreí.

-Obvio flaco, me va a venir re bien distraerme. Estoy re en una -reí.

Caminamos juntos por las calles, hablando sobre la vida, los recuerdos y las decisiones difíciles. Shoyo era muy bueno para escuchar, increíble. Y, tomé la oportunidad tan rápido cómo la vi y decidí contarle sobre mi situación.

-¿Vos crees que tengo que decirle?- le pregunté, mirando al pelinaranja.

Él asintió.

-Sí, creo que deberías. La vida es demasiado corta para no arriesgarse. Además, Oikawa es un tipo genial. Seguro que dirá que sí. Si no lo hace, dejará de llamarse el Gran Rey -sonrió dando apoyo.

Asentí, agradecida y feliz por sus palabras. Mientras elegíamos recuerdos para que se lleve a Japón, me di cuenta de que tenía a dos muy buenos amigos a mi lado. Y en el caso de que sea negativa la respuesta... sé que voy a tener algo de apoyo de ambas partes.

Al final del día, cuando Shoyo me saludó y se fue, me dejé caer en mi cama nuevamente. Toto se va en unos días... y la verdad, que me parte el alma saber eso, pero también soy consciente de que no tengo que dejar pasar esta chance. Cocodrilo que duerme es cartera como decía mi abuela. Tengo que arriesgarme.

Así que, con el corazón latiendo a mil por hora, agarré mi celular y escribí un mensaje a Toto:

"¿Podemos hablar? Hay algo importante que tengo que decirte".

Enviado.

•••
¡hola y adiós!

Argentoto || Oikawa Tooru Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora