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Oikawa

El primer set había sido un triunfo rotundo. Mis saques eran imparables, mis colocaciones precisas, y cada punto que anotábamos me llenaba de una confianza inquebrantable. Sentía que volvía a preparatoria cuando estaba en el Aoba Seijoh y todos me temían y decian que era imparable. Pero al comenzar el segundo set, algo cambió. A los diez minutos que habíamos empezado, la vi a ella, __(tn), entrando con Shoyo. Estaban buscando asiento entre las gradas para mirar el partido. Verla buscándome y cuando al fin dio conmigo removió totalmente mi interior y más al verla sonreír.

No era propio de mí, el gran Oikawa Tooru, capitán y armador del equipo de San Juan, perder la concentración. Pero all- acá estaba, sintiendo cómo mi enfoque se desvanecía con cada mirada que conectábamos. Los errores empezaron a acumularse; mis colocaciones, que antes eran certeras, ahora fallaban su objetivo. El equipo contrario no perdió tiempo en aprovechar cada fallo, cada duda. El segundo set se nos escapó de las manos, y con él, la ventaja que habíamos construido. No puedo creer que esto fue puro error mío. Pura desconcentracion.

Mis compañeros estaban inquietos, y sus miradas lo decían todo.

—¡Oikawa, despertá! —me gritaban.

—Che, ¿que te pasa boludo? —Juan apoyó una mano en mi hombro.

Y tenían razón. Me tomé un momento para mí, cerré los ojos y respiré hondo. Me alejé un poco del equipo, sentándome en la banca y estirando mi cuello. Podía sentir el peso de las expectativas sobre mis hombros, la responsabilidad de llevar a mi equipo a la victoria. Me recordé a mí mismo quién era, el jugador que había enfrentado innumerables desafíos y siempre había salido adelante. Si bien, no dependía de mi solo ganar, ellos necesitaban de mis pases para hacer los puntos. Abrí los ojos, regañandome a mí mismo.
El entrenador me preguntó si quería salir unos segundos de la cancha a lo cual negué. No puedo huir, esto tiene que ayudarme a concentrarme y no dejar que me superen las emociones.

El tercer set comenzó, y, también una nueva oportunidad para poder superarme. Me paré en la línea de servicio, sintiendo cómo el silencio se apoderaba de la cancha. Era el momento de la verdad. Con cada movimiento, cada jugada, podemos ganar. Fui a mi posición esperando que suene el silbato y yo pueda dar el inicio. La pelota estaba en juego, y esta vez, estaba listo. Mis saques volvieron a ser potentes, mis colocaciones precisas. Con cada punto que anotábamos, sentí como la confianza regresaba a mí y a mis compañeros.

La batalla por el tercer set fue intensa. Cada punto era peleado con rabia y determinación. Y aunque mi mente todavía terminaba de vez en cuando hacia ___(tn), ahora era una fuente de fuerza, no de debilidad. Con cada mirada que cruzábamos, sentía cómo su apoyo me impulsaba a dar lo mejor de mí. Y también como quería demostrarle que soy el mejor, que no por nada me dicen el Gran Rey.

Finalmente, la victoria vino a nosotros. El alivio y la alegría inundaron la cancha. Miré hacia las gradas, buscando a __(tn) y a Shoyo. Estaban de pie, aplaudiendo, y se les veía contentos. Sonreí y los saludé alzando la mano.

Mis compañeros se abalanzaron sobre mí, interrumpiendo el saludo, abrazándome y gritando. Sentí la adrenalina correr por mis venas mientras nos felicitábamos mutuamente.

—¡Ganamos!— exclamó Pablo, con su rostro sudoroso y sonriente.—¡Ese tercer set fue nuestro!

—¡Muy bien, Oikawa!— dijo Juan, dándome una palmada en la espalda. — ¡Esa última finta fue increíble!

El estadio seguía vibrando con la emoción. Nos tomamos un momento para disfrutarlo, para saborear la victoria. Pero sabía que esto era solo el comienzo. El camino hacia el campeonato nacional sería aún más difícil, pero con __(tn), y mis compañeros a mi lado, estaba listo para enfrentarlo.

Después del partido, mientras me dirigía a los vestuarios, sabía que había sido una prueba difícil. Pero también sabía que había aprendido algo importante sobre mí mismo. No importa cuán fuerte sea la distracción, tengo la fuerza para superarla.
Aunque sería mejor que __(tn) evite venir a verme, es demasiada distracción para mi y no sé si la próxima vez pueda controlarme. En tan solo pensar que esta ahí me dan ganar de ir a estar con ella y besarla.

•••
¡hola y adiós!

Argentoto || Oikawa Tooru Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora