Argentoto || Oikawa Tooru Y Tú

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Díaz

Nunca fui la que da el primer paso. Siempre esperaba a que los otros preguntaran, "¿Querés ser mi novia?". Pero con Tooru era diferente; quería ser yo quien se lo pidiera, quien se arriesgara. Así que le pedí a Shoyo que me ayudara a practicar.

—Imagina que soy Tooru —dijo, poniendo una expresión seria.

Respiré hondo y comencé.

—Tooru, hay algo que quiero preguntarte. Algo importante. Quiero que seamos novios, que compartamos nuestras vidas. Te amo y quiero que vos también lo sientas... —hice una mueca—. Muy dramático y exagerado, ¿no? Muy de pu-

Shoyo me miró y sonrió interrumpiendo.

—Díaz, eso estuvo perfecto. Tooru sería un tonto si dijera que no. Estoy seguro que diría a algo como "Díaz, quiero seguir conociéndote. Eres increíble. Quiero que compartamos más momentos juntos. Y... creo que... te amo... Un gran rey necesita una gran reina para reinar por los reinos de mi reino"

Nos reímos y, después de un abrazo, Shoyo se fue, deseándome suerte.

—Todo va a salir bien —aseguró.—Ya los veo como novios.

Miré el reloj. Había pasado más de una hora y media desde que Toto dijo que venía. ¿Dónde poronga está? Preocupada, le envié un mensaje preguntando dónde corno estaba. Al segundo él me llamó. Quedé helada por nuestra breve conversación.

"No puedo estar aquí. No puedo verte con Shoyo".

Intenté llamarlo, explicarle que había sido un malentendido, que Shoyo solo estaba ayudándome a ensayar lo que quería decirle a él. Pero Toto no respondía.

Las lágrimas empezaron a caer por mis ojos, mojando mis cachetes. ¿Cómo podía explicarle? ¿Cómo podía arreglar este malentendido? Me sentía perdida, inquieta, con el corazón roto por un error que no sabía cómo arreglar.

Tengo que ir a verlo. No puedo creer que este idiota piense cualquier cosa y encima me haga senti mal a mí porque no me quiere escuchar. Yo-

Atendí sin fijarme quién me llamaba apenas sonó lo celular, podía ser él.

Pero no era.

—Ay, amiga... estoy tan mal... mi hermano...

—Sofi, ahora no-

—Te juro que... —lloró.

Inspiré hondo y dejé de lado mi problema. Ahora mi amiga me necesita. Mañana voy a hablar con él. Le guste o no.

Le pregunté a Sofi si necesitaba que vaya y me dijo que sí. Pero no a su casa. Al hospital.
Que sea cualquier cosa menos algo grave, por favor.
Tomé las llaves y mientras bajaba pedí un uber directo al hospital.

Sofi, ya voy...
Toto, por favor, esperame.

•••
¡hola y adiós!