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Díaz

Bajé del auto y le puse la alarma, enseguida caminé al edificio donde en cualquier momento me iba a vivir.

Un viejo me esperaba en la entrada y al toparse con mi mirada sonrió.

—Hola, __(tn) ¿no? —asentí—. Perfecto, bueno vení, subamos al coso este... no me sale la palabra.

—Al depto —ayudé soltando una pequeña risita por la situación.

—¡Eso! Al depto —rió—. Perdón, las malvinas me atrofiaron.

—No pasa nada, tranquilo.

—Bueno, mi hijo está acá por cualquier cosa que necesites, yo vivo en otro lado, viste que acá hay mucho ruido y no —empezó a explicar a medida que esperábamos el ascensor—. Eeeh, ¿dónde estaba? ¡Ah, sí! Bueno mi hijo, Tomás vive acá, ya casi todo el edificio lo conoce y cualquier cosa le hablan a él así que vos también hacelo, es buen pibe pero muy pajero... Así que ni dudes en romperle las pelotas, que haga algo y se mueva.

Reí.

—Bueno, bueno. Lo voy a tener en cuenta.

—Creo que tiene tú edad o es más grande... Bueno, después hablarán que sé yo. Te debe chupar un huevo todo esto, perdón me fui de tema.

—No, no, tranquilo. Está bien, siga.

—Ah, que amable —las puertas se abrieron—. Tú número es el 114 —nos paramos frente a la puerta y metió las llaves—. Cuchame, ahora entramos y miras todo y que te guste y toda esa bola.

—Ya lo vi por las fotos, estoy segurísima.

—Mejor prevenir que curar.

<<que dicho de más viejo choto>> pensé mientras me reía en mi interior.

Entré y me puse a ver el baño, el cuarto, la sala de estar, la cocina y todo. Es bastante grande y cómodo. No es una cucha y tampoco una mansión, perfecto para mí.

Volteé a verlo con una sonrisa.

—Todo bien.

Asintió y sacó unos papeles dejándolo arriba de la isla de la cocina.

—Hay que firmar y listo, podes mudarte cuando quieras piba.

Tomé la lapicera y empecé a firmar los papeles.

—Bueno, disfruta de tu vida de soltera.

—¡No, no! No estoy divorciada ni nada por el estilo.

—¡Aah! Perdón, perdón. Bueno tu vida solitaria o de estudiante yo que sé la puta madre, el tema es que lo disfrutes.

Este viejo es medio raro... Como que es un amor pero medio mmm...

—Gracias —finalicé la conversación.

Asintió y se fue dejándome las llaves.

¡Al fin vida sola! Voy a vivir a base de comida rápida, ni en pedo me voy a poner a cocinar todos los días. Alta paja.

Mi celular sonó, lo tomé y abrí el mensaje al instante al ver de quién se trataba.

"Holaa, perdón que no te hablé antes
Estuve con los entrenamientos y esas cosas...
Recién ahora me soltaron 😓

Estás libre algún día de estos?

Recibido"

—Uh... usa esos emojis pedorros... Bueno, me sirve igual.

"Si, si.

Yo ahora me estoy por mudar así que... la semana que viene te va? O este sábado

Enviado"

"Uuhhh, re bien
Cheto*

Todavía estoy aprendiendo los significados de sus palabras, es un quilombo todo...

Necesitas ayuda? Tengo altos músculos 😎

Recibido"

Apenas leí lo último me cagué de risa. ¿Qué fue eso?

"JAJAJAJAJJA bueno dale

Mañana a la tarde pides?

Podés*

Enviado"

"Mañana será entonces.

Pasame la direc llevo comida o algo

Decime que te gusta

Ah y el otro día pobre un helado re piolaa

Creo que era de Freddo o Chorocosimo
Chocorisimo*

Llevo de esos

Recibido"

"Oki

Enviado"

Sonreí como pelotuda. ¡Me voy a ver con el extranjero! ¡Ay, ay ay!

•••
¡hola y adiós!

Argentoto || Oikawa Tooru Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora