Nunca Dejes de Cantar

Capítulo 31

Narra Miriam

Salgo de la habitación seguida por Ana, dejando a Mimi durmiendo en la cama. No pude despertarla, es que transmite tanta paz verla dormir y se la ve tan tranquila... que no pude hacerlo.

Camino con Ana en dirección a la cocina mientras me coloco el micrófono.

Al llegar al comedor veo que sobre la mesa hay algo, algo que en esta época del año me suena muchísimo. Camino un poco más rápido y sí; calendarios de adviento.

Se apiadaron de nosotros y hoy, uno de diciembre, nos han dado chocolate hasta navidad. Sí, estamos a viernes, por ende, hoy cada uno tiene que grabar su canción para el disco;  Que Te Quería en mi caso, Raoul y Agoney; Manos Vacías, Mimi y Aitana; One Last Time, Roi;  La Llamada, Amaia So What, Mireya; Ni Un Paso Atrás, Cepada; Mí Héroe, Ana y Alfred una canción muy bonita que ahora no recuerdo el nombre.

—Muchismas gracias, muchísimas gracias. —  repite reiteradas veces Aitana llevándose un calendario al pecho, mientras que con Ana nos abrazamos contentas.

—¿Pero qué os pasa? —  pregunta  Mimi detrás nuestro, a lo que yo me giro y le muestro el causante de nuestra emoción.

—Hostia, qué chulo. — exclama la granadina acercándose a nosotras, abrazándome por la espalda y robándome el calendario con una mano, mientras la otra la posa en mi cintura.

—Que guay, gracias. — agradezco mirando a una cámara.

Mimi deja el regalo sobre la masa para abrazarme con fuerza, enterrando su cara en mi cuello.

—Lo que no ha estao nada guay es que te hayas ido de la habitación sin saludarme. — murmura muy bajito sobre mi piel.

— Buenos días. —  digo dándome la vuelta entre sus brazos, tomando su cara entre mis manos, viendo cómo sonríe porvocando que yo sonría todavía más.

Por fin está recuperando la alegría desde la eliminación de Ricky.
Los primeros dos días fueron los peores, pero ahora ya lo está llevando mejor, sabiendo que él la espera fuera con los brazos abiertos.

Atraigo su rostro al mío y dejo un beso en su mejilla, sabiendo a la perfección que Mimi quiere que el beso vaya a otra parte de su rostro, pero aún así parece conformarse.

—Podrían ser mejor, pero no me quejo. — dice separándose de mí para luego ser ella quien deja un beso en mi mejilla y me dé los buenos días, para irse a preparar el desayuno.

—Pues yo creo que me voy a comer el de hoy, ahora. —  digo después de terminar de desayunar tomando mi calendario de adviento, abriendo el que pone uno.

—¿Qué te ha tocao? — me pregunta Mimi todavía sentada en la mesa.

—Un trineo. — respondo acercándome a ella para mostrárselo, sentándome junto a ella en el espacio que liberó Amaia tras irse a grabar, para luego comer el chocolate.

Luego de una larga sobremesa, salgo del comedor en busca de ropa para  cambiarme el pijama. Cuando ya tengo la muda de ropa en mi mano me dispongo a ir al baño, pero cuando estoy por doblar, Mimi, desde la puerta de las duchas me guiña un ojo, para luego entrar en ellas con las cosas necesarias para ducharse . No me lo pienso y cambio mi rumbo.

Cuidadosamente cierro la puerta  y me desnuno, dejando la ropa limpia  al lado de la de Mimi.

Decidida entro a la ducha en la que se encuentra Mimi, que al verme abre mucho los ojos, pero justo cuando abre la boca para decir algo la tomo por la nuca y la callo con un beso, el cual sigue colocando sus manos sobre mi culo para pegarme más a ella.