Capítulo 41

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Narra Miriam

Una hora.

Ese es el tiempo que me queda en la casa de mis padres.

En tres horas ya estaré de camino a Barcelona.

En la casa solo quedamos mis padres, Efrén y yo, el resto de mi familia se ha ido hace un rato.

Ahora mismo me encuentro en mi cuarto con Efrén, que me está contando cómo en este mes se ha peleado con Inés, la verdad  que por una tontería, pero él quiso solucionarlo haciéndole una sorpresa excesivamente romántica. Creo que hasta a Mimi le parecería mucho.

Joder, es increíble que siempre piense en Mimi.

¿Qué estará haciendo ahora?

—Miriam. — Efrén chasquea sus dedos enfrente de mi cara llamando mi atención, a lo que yo me sobresalto — ¿En qué estás pensando? porque está claro que no me estás escuchando. — pregunta divertido.

—En Mimi. — suelto, a lo que él alza las cejas divertido.

—¿Y cómo es Mimi? casi no me has hablado de ella.— pregunta mi hermano, acomodando su postura en el borde de la cama, justo en frente mía.

—Mimi es Mimi. — digo luego de unos cuantos segundos buscando la mejor manera de describirla.

—Sí, el nombre me lo sé. —ríe Efrén.

—Mimi es un torbellino, no se para quieta, no tiene una pizca de maldad en todo su cuerpo... Ay Efrén ¡no me mires así! — dejo de hablar al ver cómo él me analiza con la mirada.

—Sonríes mucho al hablar de ella. —dice con picardía Efrén.

—No sé cómo describirme a Mimi, la verdad. — paso totalmente de lo que dijo — Cómo ya te he dicho; Mimi es Mimi, cuando la conozcas me entenderás.

—Pues tengo muchas ganas de conocerla. — admite, y se escuchan unos toques en la puerta.

—Ay mis niños. — exclama mi madre una vez le damos el permiso para que entre, sentándose entre medio de nosotros y tomándonos por los hombros pegandonos a su pecho — ¿De qué habláis? — pregunta un a vez termina de estrujarnos, a la vez que mi padre entra a la habitación y se sienta junto a Efrén.

—De su amiga Mimi.— responde mi hermano.

Bueno amiga, amiga....

—Bueno amiga...— se me escapa en un susurro.

—¿Qué has dicho Miriam?— frunce el ceño mi madre.

—Que os tengo que contar una cosa.

Quizás este sea un buen momento para contarles lo que de verdad tengo con Mimi, que poco tiene de amistad.

Además, por lo que note en estas horas Mimi les cae muy bien, sobre todo a mi padre, que le parece una tía muy divertida por lo que ve en el 24hs.

—Prometedme que me vais a escuchar y entender.— pido, intercalando la vista entre los tres.

Filla, me estás asustando. ¿Pasa algo malo?— pregunta mi padre, clavando su visita preocupada en mí.

—No, no es nada malo, todo lo contrario. O por lo menos para mí.— respondo bastante nerviosa, jugando con mis anillos.

¿Y sí toda va mal?

¿Si no lo aceptan?

—Tranquila, cuéntanos.— dice mi madre, posando una mano sobre la mía.

Miro nuestras manos, y ahí, notando el apoyo de mi mamá tomo el valor para hablar.

—Cómo ya sabéis con Pablo lo dejamos antes de que entre en la academia. La verdad es que me encontraba muy mal, después de muchos años juntos haberlo dejado y de esa manera, no me hizo nada bien. Y en ese momento apareció una persona, quien me prestó su hombro para llorar e hizo lo imposible para hacerme reír. A partir del día que nos conocimos, que fue en el casting final, no nos separamos.— digo bajo la atenta mirada de los tres, que por ahora parecen no entender por dónde puedo salir  —Al entrar en la academia me di cuenta que yo lo que sentía por esa persona no era amistad sino atracción, que me costó un poco entenderlo. Y más me costó entender que lo que yo sentía no era solo atracción sino que estaba enamorada, estoy enamorada. Me enamoré profundamente de esa persona. Y aunque la cagué bastante en algunas ocasiones, muchas de ellas, por no decir todas, por miedo, ahora somos pareja, y no puedo estar más feliz de que lo seamos.— en el rostro de mi hermano se encuentra la misma sonrisa pícara que hace un rato,  el de mi madre y en el de mi padre parecen procesar la información.

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