Capítulo 11

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Narra Mimi

Ya pasamos tres veces la canción en plató.

Y ahora mismo estoy tan  cansá que solo tengo ganas de estar tirada en la cama, si es posible con Miriam abrazándome y haciéndome cosquillas.

Pero no, ahora estoy de pie en el centro de plató con Ricky a mi lado, escuchando  de fondo como Vicky, Manu y alguien de producción terminan de cuadrar los últimos ajustes de la puesta en escena, la cual me flipa.

— Estoy cansadísimo. — dice Ricky, sentándose en el piso bebiendo un trago de agua de su termo.

— Ya... Es que estás mayor para tanto baile. — lo pico,  pero la realidad es que  estoy igual de cansada.

Es que a quién  se le ocurre ponernos hacer el número tres veces, y las que nos quedan, con muy pocos minutos de diferencia entre un pase y otro. Qué muy tranquilito... precisamente no es.

— Que mala eres.  — dice poniéndose de pie —  ¿Te tengo que recordar que tú también eres de las más grandes? que el top tres somos Cepeda, tú y yo, guapa. — me hago la que no lo escucho, a lo que el sonríe victorioso.

Un camarógrafo nos informa que en dos minutos empieza  la cuarta pasada y si todo sale bien, la última.

—Va, que la cuarta es la vencida. —nos da ánimos Vicky a todos, a nosotros y a los bailarines. 

Con Ricky sólo pasamos tres veces nuestra canción,  pero los bailarines están  en todas las actuaciones, en unas se mueven más que en otras, pero el punto es que ellos están más cansados que nosotros. Y se les reconoce poco para todo lo  hacen por nosotros, por todo lo que trabajan y se esfuerzan, para que el número salga lo mejor posible y se tres veces más espectacular.


                                ***


Siendo las once pasadas, con Ricky subimos a la academia, en la que solo faltamos nosotros.

Ricky va al baño y yo voy en busca de mi pijama para cambiarme.

Si estuviera en mi casa dormiría en bragas con la primer camiseta grande que pillase del armario, pero aquí, por obvias razones, no puedo.

Me paro frente al armario y decido cual de mis dos pijamas ponerme. Rápidamente descarto el pijama de conejo y me pongo el otro.

Aunque el pijama de conejo es muy calentito y suave, pienso estar abrazada a alguien que también es muy calentita y suave. Por eso prefiero ponerme el otro, que es más fresco.

Entro en la habitación y veo como no están todos juntos alrededor de alguna cama, como suele pasar. Sino que hay algunos grupitos de tres o de dos y el resto está en su cama.

Por unos segundos me extrañó que no estén todos juntos, pero normal con el día que llevamos. Que parece unos de los más tranquilitos porque no tenemos clases pero no lo es, estamos de arriba pa' bajo todo el día, ensayando para  la gala.

Mientras voy a la cama, que no es precisamente la mía, saludo y le doy las buenas noches a todos a medida que paso por su lado.

Antes de llegar a mi destino veo a persona que estoy buscando; Miriam.

Por la noche y por la mañana la noté un poco rara, la noté rara conmigo. Pero por la tarde dejó de estarlo. Y sé, aunque me lo niegue, que algo le pasaba, porque poco a poco la estoy aprendiendo a leer, aunque ella me lo ponga muy difícil.

Es que no puede estar más mona con gafas.

Grabo en mi mente la tierna imagen de Miriam frunciendo el ceño debido a la concentración, con gafas y su pijama gris de Mickey.

Nunca Dejes de Cantar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora