Capítulo 17

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Narra Mimi

— Por favor. — dice en un hilo de voz  Miriam luego de unos cuantos segundos en los que me quedé callada observándola.

— Vale. — termino cediendo,  comportándome de la manera más adulta para resolver esto.

Ante mí aceptación, Miriam quieta su mano de mí brazo y sonríe, sonrisa la cual no correspondo.

— En las duchas, ¿no? así estamos tranquilas. — dice la gallega  borrando de su rostro la sonrisa y yo asisto.

Puedo ver la cara de tristeza de Miriam al girarse y empezar andar en dirección a las duchas, pero me hago la que no la noto y la sigo.

Dejo pasar a la gallega primero y cierro la puerta apoyándome en ella,  tal y como lo hice cuando jugamos al escondite y Raoul nos pilló dándonos un beso.

Aunque el lugar sea el mismo, la situación no. Y es gracioso porque de esto ha pasado un día.

No es lo mismo, ahora, aunque siempre estén las ganas, no saltaría a su boca como lo deseaba en ese momento.

Ahora estoy... ni sé ni cómo estoy. Enfadada, dolida, confundida.

Es que por más que lo piense no puedo entender porqué Miriam reaccionó de  esa forma tan defensiva, ante algo tan simple y que podría haber contestado sin problemas. Seguramente sivno compartiéramos canción no hubiese aceptado hablar con ella porque todavía está todo muy reciente: muy caliente en mi cabeza aunque ya  haya pasando casi un día, pero aquí, en la academia, los días son diferentes, aquí solo puedes pararte a pensar por la noche porque durante  el día tienes que estar concentrado en las clases y si te pones a pensar, que lo haces, te distraes y todos  te empiezan hacer preguntas, preguntas que, con lo que me pasa, no pudo contestar delante de las cámaras.

— ¿De que quieres hablar?— pregunto lo obvio, y ya sabiendo la respuesta, pero de alguna manera había que empezar ya que Miriam desde  que entramos no hizo más que sentarse y clavar su mirada en el suelo, seguramente pensando lo mismo que yo.

— Lo siento. — dice despegando su mirada del suelo, clavándola en mí — Perdón por negar lo... que sea que tengamos. —  bien, peor no podría haber empezado.

Que vale que nunca lo hablamos, pero decirlo así de esa forma tan... tan despectiva.

— ¿Cómo "que lo que sea que tengamos"? — pregunto incrédula soltando una risa, empezando a cabrerme.

— Es que no sé cómo llamarlo, ¿lo nuestro? jobá, Mimi, qué nunca lo hablamos.  — dice buscando comprensión, la cual no encuentra.

—¿Tú quieres seguir con esto? Porque cada vez me queda más claro que no. — pregunto firme parada frente a ella, aunque por dentro no sienta esa firmeza.

— Sí, claro que quiero seguir.

— Pues demuestrálo, porque anoche con lo de Amaia, ahora con llamar "lo que sea que tengamos" como si te  importase un mierda, cómo si yo te importase una mierda. — le echo en cara, aunque me cueste demasiado verla contener las lágrimas — Que vale nunca le hayamos puesto nombre o un título, pero no me hacía falta, yo estaba contenta y pensaba que tú también. — digo antes de que abra la boca, mientras se me escapa una lágrima.

—Frena, Mimi, frena. — dice Miriam poniéndose de pie — Claro que me importas, no sabes cuanto. — deja de hablar, para pasar sus dedos pulgares por mis mejillas, limpiándome el rastro  humedo de mis lágrimas, contacto al que no me pude resistir —A mí me cuesta muchísimo abrirme ante la gente pero contigo... contigo necesito hacerlo. No sé porqué, no sé que tienes o que provocas en mí, pero tengo la necesidad de mostrarme ante ti sin ninguna tapadera y es raro, muy raro, porque en muy poco tiempo lo conseguiste, cuando me cuesta demasiado tiempo mostrarme  ante la gente, como me muestro contigo. Y no quiero que pienses que tú no eres nadie para mí o que no me importas, porque no puedes estar más lejos de la realidad. Sé que lo que hice no estuvo bien, estuvo fatal, y por eso lo siento. Perdón por hacerte pensar cosas que no son y por negar esto. — señala nuestros cuerpos — Pero los fantasmas de mi cabeza me atacaron y no me dejaron actuar de la mejor manera.

Nunca Dejes de Cantar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora