Capítulo 10

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Narra Miriam

Me empiezo a desmaquillar y las luces de la academia comienzan a apagarse, dando el aviso de que son las once de la noche y que el 24hs terminó.

— ¡Miriam! — doy un salto del susto.

— Joder, Agoney, que susto. — digo, poniendo una mano sobre mi pecho.

—Lo siento, no me respondías y no lo pude evitar. —dice entre carcajadas.

— Es que estaba en Albacete. —respondo volviendo a la tarea de desmaquillarme — ¿Qué me estabas diciendo?

— Nada importante. — hace un gesto  con la mano  —¿Estás bien?, desde hace un rato te noto algo rara.— me pregunta mirándome por el cristal

—Estoy bien, no me pasa nada y no estoy rara. —intento sonar lo más convincente posible.

—¿Segura?—insiste elevando las cejas

— Segura.— me giro para decírselo cara a cara.

— Vale, me voy a poner el pijama. —  analizar mi rostro por unos segundos, se da por vencido y se va.

Sí, algo me pasa.

Ese algo tiene nombre y apellido.

Estoy así: empanada, ausente, desde antes de que termine la "fiesta", que  empezó a disolverse cuando abrieron la habitación, sumándole que Ana chocó con Cepeda, el cual no tuvo la culpa del golpe si no que fue provocado por la canaria con su ya conocida torpeza, y al rato se comenzará a sentirse mal de la panza, generando la preocupación de todos, pero en especial  la de Mimi, la cual no se ha despegado por ningún segundo de Ana.

Y ¡joder! sé que son amigas y que no debería estar así... ¿Celosa?, además Mimi puede estar con quién quiera porque solo somos amigas.

¿Por qué eso somos, no?

Amigas... Amigas que se sienten atraídas físicamente.

¿Solo físicamente? ¿Mimi solo me atrae físicamente?

Sacudo la cabeza, intentando sacar esos pensamientos, me miro al espejo, bufo y me voy a poner el pijama.

Entro en la habitación, dónde están todos alrededor de la cama de Ana, como era de esperar.

Suspiro y voy donde está la  gente.

— Ey, amiga, siéntate. — me ofrece Mireya cuando me ve, moviéndose un poco para dejarme sitio en la cama donde está sentada.

—No, gracias. — no le encuentro sentido a sentarme si solo voy a estar unos minutos.

Por primera vez desde que terminó la "fiesta" cruzo mirada con Mimi, que está sentada en la cama de Ana con la cabeza de la canaria en su regazo con una mano en  su pelo.

La granadina al verme sonríe dejando a la vista sus hoyuelos, yo simplemente hago un intento de sonrisa y clavo la mirada en Ana.

—¿Te encuentras mejor? —le pregunto a Ana.

—Un poco, pero seguro que cuando me despierte ya no me dolerá.

—¿Quieres que duerma contigo? así si necesitas o te pasa algo me lo pides. —le propone una Aitana preocupada.

— No, Tranquila Aiti. Mimi ya se ofreció a dormir conmigo y las tres no cabemos en mi cama, pero igualmente gracias. — contesta Ana, a lo que Aitana le dice que si necesita algo igual se lo pida.

— Me alegro que estés mejor, Ana. Me voy a dormir, buenas noches. — digo para meterme lo más rápido posible en cama, intentando poner mi mejor cara, que lo más probable es que sea un cuadro.

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