Nunca Dejes de Cantar

Capítulo 22

Narra Miriam

-¿Ana, tienes un minuto?- le pregunto a la canaria al verla sentada en su cama.

-¿Qué pasa? - pregunta, a lo que yo la miro con obviedad. Está claro que sabe lo que pasa.

-¿Podemos hablar en las duchas?- pido mirándola desde arriba por la diferencia de altura al estar ella sentada y yo de pie.

-No, aquí - niega Ana y señala el colchón, haciendo que me ponga nerviosa.

¿Cuánto tiempo más va a querer evitar la situación?

- Vale, ¿pero puede ser en mi cama?- digo intentado ser lo más dulce posible, intentando no sonar borde.

-Vale - acepta, a lo que yo le dedico una leve sonrisa.

Vamos las dos a mi cama, por suerte no hay nadie en las camas más cercanas ya que están haciendo piña, cómo de costumbre, en la litera de Roi.

-¿Qué pasa? - vuelve a preguntar nada más sentarse en los pies de la cama, quedando así frente a mí.

-¿Cómo qué pasa, Ana? que no me hablas. - digo soltando una risa amarga.

-Bueno, tú tampoco... Ni lo has intentado - reprocha Ana jugando con sus dedos.

-Ya, lo que pasa es que no creía que tenía que ser yo la que de el paso para hablar- y lo sigo pensando, pero tomé la decisión de hablar yo por Mimi, porque le prometí que lo haría - Ana, no te puedes alejar así por una gilipollez.

-No es ninguna gilipollez- afirma seria, mirándome a la cara.

-Vale, como digas. ¿No te duele estar alejada de Mimi? porque no sabes cómo está por esto, que yo también estoy mal eh, pero para ella eres su mejor amiga aquí dentro y... y está sufriendo mucho por no tenerte - digo firme, haciendo que la canaria agache la cabeza. - Sinceramente no te entiendo Ana, no entiendo porqué te alejas de ella.

-No sé qué hacer, Miriam. - confiesa Ana mirando sus manos.

-Ya te digo lo que no tienes que hacer; alejarte. No solucionas nada así - digo mientras que ella vuelve a conectar su mirada con mi rostro.

-Es que yo tengo novio pero... Pero te juro que cuando te miro se me olvida - dice Ana mirándome fijamente con una sonrisa ladeada a la vez que se acerca a mi.

-Ana... - susurro bloqueada echándome para atrás, pegándome al borde de la litera, a la vez que veo cómo Ana acerca su rostro al mío.

- ¿Qué coño haces, Ana? - dice tajante Mimi, parada en el pasillo frente a nosotras.

-¿A ti te parece que haciendo esto se van a solucionar las cosas? Ana, por favor, deja de comportarte como una cría y acepta las cosas como lo son- habla Mimi mirando a la canaria, al ver como ésta no le respondía.

-¿Y cómo son las cosas?- le pregunta alzando una ceja la morena.

-Que a Miriam no le gustas - afirma la andaluza con un semblante serio, el cual mantiene desde que llegó.

-¿Y cómo estás tan segura de eso?- repregunta chula Ana.

- Lo que acaba de pasar responde la pregunta. - le dice la andaluza a la canaria, con la misma sonrisa falsa que la última le está poniendo.

-Parad, por favor, hablarse así no resuelve nada. - les pido intentando poner calma.

Es horrible ver cómo dos amigas que se quieren tanto como ellas se hablan así.

-No hay nada que resolver. - dice Ana y se va. Vuelve a huir.

Pasadas dos horas de la charla fatídica con Ana, me encuentro recostada, ya medio dormida, con la cabeza en el pecho de Mimi, mientras que la abrazo por la cintura, a la vez que ella me rodea con sus brazos.