26

702 38 2
                                    

El sonido que profiero cuando Harry sale de mi interior es una larga melodía gutural que se podría describir como una retahíla de gimoteos, maullidos, resoplidos, gemidos, mugidos y silbidos. Espero que Harry se eche a reír. O se ría entre dientes. Que sonría. Que muja. Algo. Pero no, me dice:

—Lo haré mejor, cielo.

Me aparta el pelo del cuello, lo agarra y me mete la mano con suavidad para recolocarme la cabeza de modo que él pueda acceder mejor a mi hombro. Entonces, empieza a describir un camino de besos sobre la piel desnuda que me llega hasta la oreja.

—¿Un baño o una ducha? Gruño.

Ahora sí que se ríe entre dientes.

—¿Elijo yo, entonces? Gruño.

—Pues un baño.

Se pone en pie y estira las manos, me levanta de la cama y me carga en brazos. Me lleva pegada a él como si fuera un mono. Huelo su aroma. A jabón. A limpio. A hombre. A rico. «Dios, Peaches. ¿Podrías ser más superficial?». Seguramente no. Pero ser rico tiene un olor. Y así es como huele Harry Styles.

Abro los ojos y veo el costado de su cuello ancho. Una sola vena gruesa le late bajo la piel. La barba de dos días le oscurece la piel perfecta. Me invaden unas ganas irrefrenables de sacar la lengua y lamérsela. Cuando lo hago, descubro que tengo la lengua demasiado corta y que tengo demasiada flojera como para acercarme más.

Tengo que hacer pis.

La necesidad me invade tan de repente y con tanta urgencia que lo aprieto todo para evitar una lluvia dorada. Harry se pone tenso al notarlo. Y eso solo consigue añadir más presión a mi vejiga.

Y si aprieta un poco más...

«Por favor, Señor, no permitas que me mee sobre este hombre».

Harry me planta un beso en la frente y los pelillos de su mejilla me hacen cosquillas en la nariz. Está generoso, porque me recorre la sien con los labios. Y los pelillos me siguen haciendo cosquillas. Ahora tengo ganas de estornudar.

Y si estornudo...

«Por favor, Señor, no dejes que estornude y me mee sobre este hombre».

Subimos por unas escaleras. Me había olvidado de que esta suite tiene piso de arriba. Es donde se encuentra el dormitorio principal. Y el baño principal está al lado del dormitorio principal.

Y es donde me está llevando.

Porque soy tonta y he dejado que escoja que nos demos un baño y no una ducha. Y el único baño que hay está arriba.

Y con cada escalón, tengo la sensación de que la vejiga me da tumbos como si fuera una pelotita.

Creo que lo está haciendo a propósito. Y si no para...

«Señor. Soy yo otra vez. Por favor, teletranspórtanos al baño más cercano para que no tenga que mearme sobre este hombre».

—¿Qué estás rezando?

«¿Por qué nada me sale bien?». Cierro los ojos y no digo nada.

No puede ser que se tarde tantísimo en llegar a una maldita bañera. Harry ralentiza el paso.

—Dímelo, preciosa.

—Estoy a punto de mearme encima tuyo si no me llevas al baño. Se queda paralizado durante un segundo y reanuda la marcha.

—Me cago en la leche, Peaches. Me lo podrías haber dicho en vez de ponerte a rezar.

—¿Ah, sí? Bueno, pues era algo que no quería admitir.

that man.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora