XVI Peregrino Gris: la magnífica ayuda para una gran misión

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El tiempo pasa como un parpadeo, los días vienen y se van como un respiro, dejando vivir a los elegidos por Aulë para que sigan su historia de vida otro día más.

Las Montañas Azules poco a poco son abrazadas por el brillo esplendoroso del sol, que aunque es verano, el viento es helado en las alturas de Ered Luin haciendo que los enanos fuertes y duros como la misma piedra de la cual han nacido, se tengan que arropar con telas pesadas y llenas de pelos de animales. Dís, se encuentra moldeando una piedra escribiendo unas runas en ella, mientras ve a su esposo enseñarles a sus hijos el arte del hacha y el rompecabezas. Dwalin practica con la espada alejado de la población de naugrims, solo él y la paz que trae las ventiscas del Este. Balin se encuentra sentado escribiendo en un libro mientras observa unas pinturas hechas en Erebor, detrás de él se encuentra su hija Garielle, la cual limpia algunos adornos de oro de su padre mientras de vez en cuando observa a su padre muy concentrado escribiendo. Gimli, está sentado en una colina mientras ve los paisajes de las Montañas mientras fuma una pipa.

Pero lejos de la población enana de Ered Luin, donde muchos de los enanos depositan los restos de sus seres queridos, se encuentra Thorin, el hijo del desaparecido rey Thráin. El cual contempla, como siempre, la tumba de su esposa; es el año 2900t.e, y aún siente el dolor como si fuera la primera vez, pero ya no llora, ya no se lamenta, ahora lo asimila, ahora trata todos los días de que el dolor que siente no le pase de ahí, de un solo dolor, de un solo triste momento que lo marcó para siempre. Y aunque lo haya marcado, no podemos estar seguros de que haya sido para bien, ya que el carácter de Thorin sigue siendo quisquilloso y grosero cuando se enoja, pero su gente, la gente cercana a él, nunca lo han dejado solo, y nunca lo dejarán.

El viento cálidamente rosa su cabello encanecido por el tiempo y le arrebata un suspiro de nostalgia. Sus ojos azules claros, aún dicen sobre el dolor que aún alberga su alma pero que la vida lo ha hecho ser fuerte y hostil, poniendo un enorme muro entre él (sus sentimientos) y los seres queridos, y aunque Dís lo entiende acepta el muro con la esperanza en que algún día caerá.

—Fili cumple 41 años... —dice Thorin mientras observa el rostro de su mujer muy bien tallado en metales y piedras preciosas —Me encantaría que lo vieras... es como yo cuando tenía esa edad... presumido como me decías... —continúa mientras acaricia el rostro frío de la imagen sonriéndole tristemente — en cambio, Kili es como verte a ti... el carácter de Kili es igual a ti... ¡creo que se hubieran llevado muy bien! —dice entre risas, Thorin suspira acabando la sonrisa en su cara —. Pero hay algo más que quiero decirte... sé que pueda ser algo perdido... pero desearía encontrar a mi padre, y es que aún no se nada de él, un año completo estuve detrás de rumores sobre él, pero los rumores de que estaba al Norte eran solo rumores... por otro lado me encantaría también, recuperar Erebor... Siempre quisiste que volviéramos a nuestro reino, que posiblemente el dragón ya no exista... pero... quisiera saber qué me podrías decir sobre esto, sobre mi deseo...

Continúa mientras Dís y Dwalin lo miran de lejos:

—Cuando dejará la tumba en paz... —dice Dís cruzándose de brazos mientras observa a su hermano. Dwalin la mira sin comprender.

—Él la amó...

—Lo sé... pero esto no es sano... lleva mucho tiempo en luto... —Dwalin asiente comprendiendo el punto de la princesa.

 —Dwalin asiente comprendiendo el punto de la princesa

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El Canto de Durin (Thorin Escudo De Roble)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora