9. El imponente reino de Erebor

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Hola!! de aquí en adelante, comienza la maratón... espero que les guste!

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La ciudad del Lago Largo; viviendas pobres hechas con chatarra quemada de antaño, de los cuales le pertenecían a la Ciudad del Valle, adornan cada casa. Los ojos de Aûstryth pasaban de una casa a otra sin perderse ni un detalle adivinando lo que cada rostro de cada persona trataba de contar.

—Aûstryth... —llama Balin— apártate de ahí niña... —agrega señalándole la ventana por la cual observaba todo lo de afuera.

Los enanos han llegado al Lago Largo con mucha dificultad, pero gracias a Bardo lograron pasar ante los ojos de Alfrid; el ser mas despreciable y el primer oficial, sin ser vistos.

—Tomen estas ropas... de algo les servirá... —dice Bardo, dándole a cada enano un conjunto de ropa seca— sé que es muy grande para ustedes, pero es mejor algo que nada... —dice con una pequeña sonrisa de disculpa, Bardo observa a la enana y le entrega un vestido que era de su hija mayor; Sigrid, cuando ella era mas o menos pequeña.

—Gracias... —dice Aûstryth tímidamente. Thorin observa todo para luego hablar.

—Bien... te dimos nuestro dinero... donde están las armas? —pregunta el líder. Bardo le da una señal a su hijo el cual sale corriendo hacia afuera donde una pequeña barca se encontraba flotando en el agua, sacando de ella una bolsa de tela algo pesada para él, pero aun así pudo correr nuevamente hacia su padre con mucha agilidad.

Bardo toma el saco y lo posiciona en la mesa sacando de ella, mazos de construcción, picos, rastrillos... ¿pero armas? ¡Ninguna!

Thorin observa todo sin decir nada.

—¡¿Que es todo esto?!! —refunfuña Dwalin al mirar todo eso.

—Las armas que me pidieron...

—Pedimos armas... no estas cosas!! —exclama Fili con enojo.

—Es lo único que verán aquí parecido a armas... —dice Bardo con mucha paciencia —. El gobernador de este pueblo almacena todas las armas...

—Thorin... —habla Balin— tomemos esto... tu y yo hemos estado en peores condiciones, esto no es la excepción.

El nombre de Thorin, retumbó en la cabeza de Bardo, pero no dijo nada.

—Al menos Aûstryth tiene un arco... —ironizó Bifur, mirándola de reojo que aún seguía observando a la ventana silenciosamente.

—Que ves tanto pequeña? —dice Balin acercándose a ella.

El Canto de Durin (Thorin Escudo De Roble)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora