En las gigantescas salas del Reino del Bosque, una en particular se encuentra iluminada por la felicidad de un pequeño retoño. La sala, hecha de los mejores materiales, es adornada por pequeñas ramas de oro que con delicadeza forman una pequeña cuna y a la par, una cama con dosel de color escarlata e hilos dorados donde una mujer de cabellos oscuros como la noche y de ojos de igual color, con una piel blanca como la nieve, pero suave y cálida al contacto miran con atención a un pequeño ser. Sus ropas, hechas de las mejores sedas daban a acurrucar en los regazos de la joven, un pequeño niño.
Un fastuoso bebé ríe y muestra sus hermosos ojos del color del sol, mientras su madre le acaricia y besa sus pequeñas manitas. El hermoso bebé de cabellos castaños y de piel tan blanca que parece que brillara, mira a su madre examinando cada parte de su rostro, conociéndola, por otro lado, Almaré lo mira hablándole con una voz tenue pero llena de amor.
—La luz del día está en ti, mi niño... días hermosos llenos de amor vienen para ti mi bebé —le dice, el pequeño infante le mira con mucha atención como si entendiera cada palabra, cada sentimiento de su madre para con él.
—Ser madre te asienta bien... mi reina... —habla Thranduil apareciendo en el marco de la puerta, observando con deleite a ambos. Almaré le sonríe dulcemente.
—Mi pequeña estrella me llena de felicidad y gusto, mi rey... —contesta la joven madre. Thranduil camina hacia ellos sentándose en la orilla de la cama. Los ojos celestes del rey junto a los oscuros de la reina se entrelazan en una conversación espiritual que solo ellos entendían.
La puerta se escucha tocar, apareciendo en la habitación una elfa de cabellos rojos que caen con gracia en su cuerpo cubierto con ropas élficas militarizadas pero preciosas ante la vista de hombres comunes.
—Pasa algo Tauriel? —pregunta Thranduil. La aludida le saluda haciendo una reverencia.
—Las arañas mi señor...
—Han rebasado el camino del reino? —pregunta Almaré, Tauriel asiente —Esto será un grave problema si se encaminan a otras ciudades aledañas...
—Llama a Légolas, vayan junto a un pequeño grupo a exterminarlas... —dice Thranduil. Tauriel asiente para luego irse.
—Todo estará bien? —pregunta Almaré mientras arrulla al pequeño quien bosteza cayéndosele los parpados. Thranduil no le contesta, solo le sonríe para luego darle un beso en la frente del pequeño y luego irse.
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Lejos del camino de los enanos, se encuentra una enana en las puertas del reino de Ered Luin. Dís, se encuentra pensativa y triste debido a que no ha sabido nada de sus dos hijos ni de su hermano. Ella tiene miedo de que algo les suceda y eso todos los días la carcome, la enferma a tal grado que casi ni come.
—Te extraño Eurielle... —susurra mientras cierra los ojos recordando cada gesto, cada travesura, cada aprendizaje junto a ella. En ese preciso momento, algo indescriptible la hizo sonreír posiblemente Eurielle estaba con ella. Porque su energía y su esencia se han presentado —. Sé que todo saldrá bien... —habla sin abrir sus ojos para seguir sintiendo el espíritu de su amiga, de su hermana.
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El Canto de Durin (Thorin Escudo De Roble)
FanfictionLos esplendorosos pilares rodeados de piedras preciosas iluminaban los pasadizos del reino más rico, poderoso e importante de toda la tierra media; Erebor, se dejaba ver ante el sol que poco a poco crecía en el horizonte. Desde muy temprano, los ena...