Capítulo 16

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Los primeros rayos del sol se colaban por las cortinas blancas donde descansaba el joven hechicero. Lentamente abrió los ojos bostezando, mientras trataba de levantarse, brincó de la impresión al ver que estaba en su cama.

Era de extrañarse porqué no sabía como llegó a ese lugar, lo único que recuerda de la noche es que se quedó dormido sobre la mesa en la cena con Kardia y los demás.

Mientras estiraba los brazos para poder despertar completamente, notó que en la mesa que estaba a lado de la cama, había una rosa roja y abajo de ella, un pequeño papel doblado a la mitad.

Acercó su mano para tomarlo y lo abrió lentamente, era un mensaje de Kardia.

Degel, cuando despiertes yo ya estaré tomando mi camino rumbo al reino del Sur.
Fui yo quien te llevó a tu cama, te quedaste dormido... Vieras que adorable te veías recargado sobre la mesa, lo sé, fué una cena muy larga.
Antes de que llegara el amanecer quise despedirme de ti, pero estabas profundamente dormido que preferí dejarte descansar.

Si otra cosa no sucede, nos estaremos viendo nuevamente mañana al medio día.
Los súbditos ya tienen preparado el atuendo que usarás para mi cumpleaños.

Agradezco tu llegada a mi vida Degel...

- Kardia - Susurró dejando la carta en el mueble nuevamente y tomó la rosa para poder disfrutar del aroma peculiar dulce de esa flor.

Después buscó algún recipiente que le fuera de ayuda para colocarle agua y dejarla a lado de su cama...








Al caer la tarde, Kardia, Deuteros y Radamanthys llegaban al castillo perteneciente al reino del sur.
Fueron recibidos por los consejeros reales del castillo. Los señores Hypnos y Thanathos.

- Bienvenido su alteza - Se presentó uno de los consejeros haciendo una reverencia frente a ellos en señal de respeto.

- Gracias por recibirnos, su alteza Kardia está dispuesto a llegar a un acuerdo entre todo este incidente con el matrimonio arreglado entre él y la señorita Pandora - Respondió Deuteros colocándose frente a Kardia para tratar de que no empiece el joven rey con sus arrebatos sin sentido.

- Claro... Adelante, La señorita Heinstein los espera ansiosos - Respondió Thanatos simulando una sonrisa frente a los demás. Algo no le agradaba de ellos.

Los guardias abrieron la enorme puerta y fueron pasando de manera tranquila. Kardia fué el primero en entrar, seguido de Deuteros, al final se quedó Radamanthys para tratar de hablar con alguno de aquellos consejeros.

- Tal parece que nuestra visita no es de su agrado ¿Verdad? - Cuestionó Radamanthys en un tono audible para él y para Thanatos.

- Así es, no veo muy convencido a su alteza de querer tomar como consorte a la señorita Pandora - Contestó mientras caminaban tras ellos, sin llamar tanto la atención, ni mucho menos de todo lo que hablaban.

- Entonces estás de suerte conmigo... Así es, Kardia no quiere aceptar a la señorita Pandora como su consorte, ha fijado sus ojos en alguien más, ni siquiera pertenece a la realeza - Respondió Radamanthys con una mueca de indiferencia.

- No tiene opción... Fué un acuerdo entre los padres de la señorita Pandora y los de Kardia. Cuando lleguemos frente a nuestra alteza, escucharás el porqué de todo este asunto - Susurró el consejero y después apresuró sus pasos para poder abrir la gran puerta de madera.

Mientras abrían la puerta, Kardia rogaba que todo esto quedara en buenos términos, en verdad quería una vida a lado de Degel, ese joven lo había cautivado con su belleza y su mirada, naciendo un amor bello que jamás había experimentado.

El crujido de las puertas se hizo presente cuando los consejeros abrieron para poder dar paso a Kardia y sus hombres.

- Por aquí su alteza - Hypnos hizo una reverencia y extendió su mano para darle paso a Kardia.

Seguido de Deuteros y de Radamanthys.
Con pasos firmes, Kardia se fué acercando a la doncella de cabellos negros, observaba que tocaba con suma delicadeza el arpa, el lugar se inundaba de un sonido agradable por las notas que la joven tocaba.

- ¡Vino mucho más pronto de lo que creí! - Respondió la damisela sin dejar de tocar su arpa, con los ojos cerrados para no perder la concentración de su melodía.

- Así es Pandora - Se fué acercando con pasos sigilosos Kardia para hablar de una vez por todas con ella - He venido aquí para llegar a un acuerdo contigo.

Pandora lentamente abrió los ojos, se asombró al conocer por fin al susodicho gobernante del reino de Caristeas.
Dejó de tocar el arpa y con elegancia se levantó de su asiento.

- ¡Hypnos... Thánatos, déjenos solos por favor - Pidió la joven mirando a sus súbditos y después le regresó la mirada a Kardia - Y lo mismo le pido los hombres de Kardia, necesitamos arreglar esto a solas.

Deuteros al escuchar esto, algo le decía que esto no estaba bien... No tenía la confianza de dejar a Kardia a solas y conociéndolo con sus arrebatos e impulsos solo ocasionaría problemas.
Sin embargo no le quedó de otra más que aceptar que fueran desalojando ese lugar para darles la privacidad que merecen.

Cuando todos salieron, solo ellos dos quedaban frente a frente.

- ¿Y bien?... Que deseas hablar conmigo Kardia - Respondió Pandors tomando asiento nuevamente sin quitar su mirada a Kardia.

- Eso - Se fué acercando de manera intimidante - No estoy dispuesto a tomarte como mi pareja ¡Debe existir otra solución!

- Kardia, Kardia - Negó de manera divertida moviendo su cabeza de un lado para otro - Siento que las cosas sean así pero... No hay alternativa.

- ¿Cómo que no hay alternativa? - Cuestionó muy confundido.

- Ven Kardia, vamos al balcón... Así podré explicarte con detalle todo lo que ocurre - Pandora tomó la mano de Kardia y lo fué guiando hasta el lugar mencionado.

Podía sentir la brisa anunciando que la noche estaba por llegar, a lo lejos se podía observar como el sol comenzaba a ocultarse entre las montañas.

- Kardia, tus padres sabían de tu problema que sufre tu corazón... - Pandora recargó sus manos en el balcón, mientras disfrutaba de las corrientes de aire ondear su largo cabello.

- ¡Eso no tiene nada que ver!

- Claro que tiene mucho que ver, porqué tus padres fueron advertidos por un oráculo que predecía tu futuro. Mis padres me contaron que los tuyos al enterarse de eso, comenzó a decaer tu reino cuando solo eras un pequeño niño junto con tu hermana Calvera. El reino de Sur fué su salvación porqué mi padre le ayudó a recuperarse económicamente añ tuyo y como muestra de gratitud decidieron que cuando alcanzaríamos   la mayoría de edad... Nos casaríamos.

- Espera... ¿Qué? - Exclamó Kardia sorprendido después de aquella noticia reveladora...

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