Capítulo 29

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Después de recorrer un arduo camino entre el inmenso bosque del cual no se le veía fin, Degel se sentía muy exhausto y es por el hecho de que Kardia a cada rato se le escapaba de sus manos con tal de alejarse de Degel.
Correr tras un pequeño bichito que puede perder a simple vista entre la maleza lo dejó muy fatigado.

Llegó a un lugar elevado cerca de las montañas, entre aquel paisaje se encontraba un espacio donde había aguas termales.

— Este lugar es ideal para descansar... Esta noche nuevamente hay luna llena ¡No quiero que seas imprudente otra vez! — Exclamó Degel regañando al pequeño escorpión que llevaba entre sus manos evitando se le  escapara otra vez.

El pequeño bichito solo seguía levantando sus pinzas queriendo mostrar su molestia con Degel actuando a la defensiva.

— Si sigues así no tendré más remedio que volverte a dormir ¿Eso quieres? — Cuestionó el joven hechicero regalándole una sonrisa de manera traviesa.

Aquel pequeño bichito nuevamente bajó su pinzas entendiendo las palabras amenazantes de su cuidador y se acomodó en esas cálidas manos

— Sabía que con esto te calmarías. Ahora quiero que te quedes aquí — Respondió dejándolo sobre una enorme piedra — No quiero que te muevas, te buscaré más manzanas. Si llego y no estás... Te juro que esta vez te dejo perdido en este lugar ¡Entendido Kardia! — Exclamó el joven hechicero señalándolo muy molesto.

Aquel escorpión al escuchar la voz molesta de su cuidador y su gran amor solo logró asustarlo un poco y corrió con ayuda de sus patitas a esconderse entre los pequeños espacios de las piedras.

— No tardo, así que no te se ocurra irte — Después de repetirle la misma orden comenzó a caminar alejándose de ese lugar dejando a Kardia solo.



Sólo porqué Kardia no podía hablar en esos momentos, de lo contrario ya hubiera escuchado algunos reclamos por parte suya.
Siempre había llevado la vida de un príncipe y después de perder a sus padres tuvo que tomar su lugar para seguir al mandato de su reino, todo lo que deseaba lo tenía.
Y ahora, justamente en estos momentos dependía de un hermoso hechicero que le gritaba lo que tenía que hacer.

Molesto salió de su escondite para poder esperar a Degel aunque la paciencia no era lo suyo.

Mientras esperaba sobre aquella roca, su vista se posó a lo lejos, principio no veía algo que le sirviera de distracción.
Estuvo por darse la vuelta cuando pudo ver a lo lejos a sus guardias montados en sus caballos siendo liderados por Valentine.

Estaba en un dilema, ya no sabía si creer en su gente ó en Degel quien desde un principio le mintió sobre su verdadera identidad. Aunque si saliera corriendo hasta donde estaban sus guardias su presencia saldría sobrando ya que ellos no saben que está convertido en un pequeño escorpión.

Nuevamente se volvió a colocar sobre la piedra tal y como lo había dejado Degel desde un principio y esperó a que el joven hechicero llegara con las manzanas.

La noche comenzaba a llegar, los últimos rayos del ocaso se despedían de aquel paisaje reflejando en las montañas para darle la bienvenida a la obscuridad de la noche.
Degel aún no llegaba y eso comenzaba a preocuparle a Kardia.
No era el hecho de que le llevaría las manzanas, a pesar de haber discutido con él la noche anterior aún se preocupaba por él.

La luna radiante comenzaba a salir detrás las montañas y cimas que se veían a lo lejos.
La luz de las primeras estrellas comenzaban a brillar y esto se podía ver reflejado en las calmadas aguas que tenía en frente.

Bastaron unos cuantos minutos más para esperar a que la luna saliera completamente, después llegó el momento perfecto para nuevamente volver a la normalidad.

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