Capítulo 11

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Estaban a escasos minutos de llegar a la entrada del castillo, ambos estaban muy ocupados para tratar de regular la temperatura de Kardia con la habilidad de Degel.

Solo había un detalle, Deuteros no podía entrar al castillo. De pronto el carruaje se quedó justamente en la entrada, Degel comenzó a ponerse nervioso, no se percataron que el moreno tenía que bajar mucho antes... Ahora quizá estarían en problemas.

— Necesito que te escondas Deuteros... Mira atrás de este asiento— Susurró Degel observando por la pequeña ventana, a lo lejos pudo ver que Radamanthys venía caminando para abrir el carruaje.

— El problema va a ser como salga cuando entre al castillo, Degel — Habló en voz baja el moreno.

— Tú escóndete ese tipo que viene no es de fiar.

El moreno asintió y con mucha dificultad, se escondió detrás del asiento... Era un lugar pequeño pero no tenía opción, también se arriesgaba porqué no quería causarle problemas a Degel.

La puerta se abrió de repente — ¿Degel? — Preguntó Radamanthys asombrado que ese hombre viniera en el carruaje de Kardia — ¿Que haces en este carruaje? El único que puede subirse es Kardia.

— Bueno... yo — Degel comenzaba a sentirse nervioso, pero una tercera voz lo salvó.

— Ahí estás Degel, me alegra que hayas traído a Kardia de regreso ¿Sabes? Salió de manera repentina, estábamos preocupados por él — Respondió Asmita caminando hasta el carruaje.

Radamanthys observaba al rubio molesto.

— Lo que pasa es que... Se desmayó y por eso lo traje para acá. También te pido una disculpa, no pude pasar por su traje de Kardia — Contestó Degel agachando la mirada.

— Descuida Degel, lo importante es que está aquí de regreso — Asmita se giró para hablar con el guardia — Abre la puerta Radamanthys  déjalos pasar.

El mencionado rodó los ojos molesto, comenzó abrir las puertas para dejarlos pasar.

— Te veo adentro Degel— El rubio comenzó a caminar rumbo al castillo.

Degel respiró más tranquilo, si no hubiera sido por Asmita, Radamantys seguramente hubiera entrado al carruaje para indagar que había pasado y quizá se hubiera dado cuenta de la presencia de Deuteros.

Cuando el carruaje se detuvo, Asmita les abrió la puerta.

— Vaya que gran problema... ¿Ahora como nos llevamos a Kardia? — Preguntó el rubio al ver que su majestad estaba inconsciente.

— Asmita...— Degel comenzó hablar nervioso, no sabía como se tomaría el rubio la noticia que tenía un pasajero extraño estaba dentro del carruaje.

— ¿Que pasa Degel?.

— Verás... ¿Qué pasaría si te dijera que viene alguien más aquí? Digo... La verdad me ayudó con Kardia pero, estábamos tan ocupados tratando de controlar su temperatura que no nos percatamos de que tenía que bajar antes de llegar.

— Las personas ajenas a este castillo no pueden entrar, da gracias que me dijiste, de lo contrario Radamanthys tiene la orden de llevárselos a la celda.

El joven hechicero no pudo evitar ponerse más nervioso, estaba en un gran problema.

— ¿Donde está tu acompañante?

— Le dije que se escondiera detrás de los asientos.

Asmita se acercó más para adentrarse al carruaje — Sal de una vez por todas, no te haré nada malo.

De pronto lentamente fué saliendo un hombre de tez morena y cabellos largos azules, la luz que se colaba por las ventanas del lugar no le permitía observarlo mejor.

Lentamente dio pasos atrás para darle espacio y saliera sin problemas.

— Te presento a Deuteros, de hecho Albafica ya lo conoce — Respondió Degel señalando al joven que salía del carruaje.

— Disculpe que me presente de esta forma incómoda yo... — Deuteros no terminó de hablar, se quedó asombrado al conocer a ese joven de cabellos rubios.

Asmita estuvo por responder algo cuando observó que nuevamente venía Radamanthys caminando hasta donde estaban ellos.

— Ahí viene nuevamente ¿Que hacemos? — Cuestionó Degel preocupado por la situación que estaban pasando.

— Sólo necesito que me sigan el juego, Deuteros... Te haré un gran favor, solo porqué conozco a tu hermano Aspros.

El gemelo menor se quedó perplejo ¿Ese sujeto conocía a su hermano? Pero... ¿Cómo?

— Asmita ¿Quién es ese tipo que está con ustedes? Ayer encontramos la varita de algún hechicero y no puedo dejar que entren extraños aquí. Quizá este sujeto sea uno de ellos y quiera aprovechar la situación para atacar desde adentro — Cuestionaba molesto, lo que menos necesitaba es a alguien con habilidades de magia, sus planes eran otras si querían tomar el control del reino.

— ¡Ah!... No tienes de qué preocuparte Radamanthys, te presento a Deuteros, será aquél que custodie de Kardia, por esa razón le pedí que viniera.

¿Custodiar? Ahora sus planes se veían más difíciles con la la llegada de ese nuevo sujeto, tendría que tomar otros planes... ¿Quizá deshacerse de él?

— Me alegra esa noticia Asmita, es bueno que alguien  más vele por nuestro Rey, es nuestra única prioridad — Mintió, se sentía extraño decir esas palabras pero no puede oponerse, de lo contrario sus planes de acabar con Kardia serían expuestos.

— Genial, ahora ve a tomar tu lugar Radamanthys, Deuteros se encargará de llevar a Kardia a su habitación para que pueda descansar. Albafica con ayuda de Degel buscarán algo que le ayude a despertar a Kardia — Asmita se dio la vuelta, Radamanthys asintió y nuevamente se fué a tomar su lugar, estaba muy molesto, solo que trataba de disimular.

— Gracias por eso Asmita, pero... ¿Deuteros ahora tendrá que estar aquí? — Cuestionó Degel asombrado.

— Si, me temo que si. Lo siento fué lo único que se ocurrió y como ya le avisé a Radamanthys no queda de otra — Contestó Asmita alzando los hombros.

— No puedo creer que conozcas a mi hermano  — Susurró Deuteros impresionado, esa fué la razón por la cual ese rubio lo salvó de terminar en las celdas.

— Bueno, lo que pasa es que en una ocasión yo caminaba por el bosque buscado unas plantas que necesitaba Albafica, esa ocasión no me percaté que se venía una terrible lluvia, no tenía donde cubrirme pero por fortuna en el mismo camino pasaba tu hermano Aspros y me llevó hasta su cabaña. Por eso me quedé impresionado al ver que te pareces mucho a él.

— Bueno, eso explica muchas cosas — Respondió Deuteros con una sonrisa.

— Ya nos quedamos mucho tiempo aquí, incluso hasta el cochero que los trajo ya se fué — Señaló Asmita el carruaje — Deuteros por favor acompáñame, te llevaré a la habitación de Kardia.

El moreno asintió y se subió al carruaje para llevarse a Kardia en sus brazos. Asmita se acercó al joven aprendiz.

— Degel, busca Albafica y llévalo también a la habitación de Kardia, necesitan revisar como se encuentra de salud.

El joven de cabello verdes aceptó esa petición y comenzó a caminar para buscar a Albafica.








No muy lejos de ahí, Radamanthys puso al tanto a los demás guardias con la información que Asmita le había dicho.

— Ese nuevo sujeto complica las cosas, pero debemos hacer algo para acabar con todos.

— Hay que desaparecerlos...

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