Capítulo 41

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Mientras Dégel intentaba controlar su aire congelado contra Seraphina y su amigo Unity, Deuteros y Kardia caminaban entre la maleza del espeso bosque.
La luna había cambiado de posición y eso era señal que dentro de algunas escasas horas el amanecer pronto llegaría a ese sitio.

El joven rey de Caristeas junto con el moreno no demoraron mucho tiempo en llegar al sitio donde Dégel se encontraba practicando; los árboles se habían cubierto por una inmensa capa de color blanco como si en ese sitio el invierno hubiera llegado, algunos copos caían del cielo como ligera escarcha.

- Ahí están - Señalo Deuteros a lo lejos.

Kardia al ver que habían llegado al sitio donde Dégel se encontraba sosteniendo un duelo con aquellos jóvenes de cabellos plateados intento correr entre esa capa blanquecina que cubría el suelo sin embargo el calzado que llevaba en esos momentos no le fue del todo útil porque terminó resbalando ante las carcajadas de Deuteros.

- ¡Deja de estarme viendo y ayúdame! - Se quejó molesto Kardia mirando con molestia al moreno quien no paraba de reír sin embargo extendió su mano para poder ayudarlo a levantarse del suelo.

- Perdón pero es que fue muy gracioso ver cómo corrías y después mirar como caías.

Cuando Deuteros termino de ayudar a levantar al joven rey este comenzó a sacudirse sus prendas buscando que no tuviera algún detalle como una pequeña mancha o que estuviera rota de algún sitio.

- Por favor Kardia no estás en tu reino para que Asmita agarre y arregle tus prendas, aquí estás al aire libre... En el mundo de tu amado Dégel y si tanto dices amarlo más vale que te acostumbres a vivir en este sitio - Le respondió Defteros mientras seguían caminando a la par los dos juntos para acercarse aún más a esos jóvenes hechiceros.

- Según algo que escuche cuando Dégel salió con sus compañeros es que sí una persona que no pertenece a este grupo y es un ser humano ordinario al unir sus vidas el humano toma una habilidad de manera inmediata - Contestó Kardia al mirar como su amado hechicero no se daba por vencido, sin duda lo notaba demasiado cansado pero Dégel daba todo de si mismo.

- Pues quizá sea cierto y si logras hacerlo crearás una alianza con tu reino y con todo el grupo de hechiceros.

- Es lo que quiero hacer, cuando llegue y le quite a ese imbécil de Radamanthys todo lo que me pertenece haré un pacto de paz y los dejaré vivir en nuestras tierras.

- Creí que los odiabas por qué te condenaron a ese maleficio de las altas temperaturas que sufre tu cuerpo - Sin querer Deuteros había tocado parte del pasado de Kardia, quien inmediatamente no pudo evitar pensar en su amada hermana Calvera.

- Lo hacía, pero según las palabras de Sasha ella no fue quien nos lanzó el maleficio.

- ¿Entonces? - Cuestionó Deuteros con curiosidad, sin duda necesitaba saber más sobre aquella reveladora noticia.

Kardia tomó asiento en una roca que se encontraba a su derecha, aún necesitaba esperar a que Dégel terminará aquella incansable batalla que llevaba a cabo con aquellos jóvenes quienes no cedían tan fácil ante Faure.

- Dice que alguien más tuvo la osadía de tomar su forma y engaño a mis padres, la misma que nos ató a Calvera y a mi a este maleficio... - Se quedó callado unos momentos - Debo admitir que después de que Dégel me convirtió en escorpión aquel síntoma no se ha vuelto una molestia para mí.

Deuteros no dijo palabra alguna, su mirada comenzó a recorrer ese frío lugar; después se dedicó a observar a Dégel quien ahora lo notaba demasiado cansado, pero su fuerza de voluntad aún lo mantenían de pie.
Kardia se dejó vencer por el sueño, poco a poco su cabeza termino recargada en el tronco del árbol.

Después de una batalla dónde Dégel termino exhausto en el suelo tirando su varita, el amanecer llegaba poco a poco iluminando de color naranja la parte más alta de los árboles y las montañas a lo lejos.
Una luz tenue cubrió el cuerpo de Kardia y nuevamente volvió a su forma de escorpión.

Ante los ojos de Deuteros se veía sumamente tierno porque era la primera vez que podía ver a Kardia dormir en ese modo.
Al menos así no tendría que lidiar con sus intentos de querer pellizcarlo; lo tomo entre sus manos y se acercó a esos jóvenes de cabellos plateados quienes intentaban controlar su respiración agitada después de la última batalla dónde Dégel no se daba por vencido, dos veces logró derribarles su varita.

- Necesita descanso - Susurró Seraphina al mirar que el moreno se colocaba a lado de Dégel.

- Esto con qué finalidad lo hace - Preguntó con curiosidad, se agachó al suelo para colocarle en el bolsillo de su abrigo al pequeño molesto de Kardia, procuro que estuviera perfectamente cómodo aquel pequeño escorpión y después se dió a la tarea de tomar al joven hechicero entre sus brazos y así regresarlo a la carpa de sus padres.

- Dégel no sabe controlar sus hechizos, necesita concentrarse y volverse más fuerte... Se deja llevar muy fácil por sus emociones y ante una batalla no puede perder la razón de lo contrario terminará siendo presa fácil para su rival.

Unity se acercó al gemelo menor para entregarle la varita que pertenece a Dégel - Si realmente quieren encontrar el corazón escarlata deben saber que para poder llegar a él no será fácil, la misma reliquia los hará pasar por varias pruebas antes de llegar a ella.

Deuteros bajo su mirada para observar a Degel, parecía como si realmente no hubiera pasado nada y solo estuviera en el mundo de los sueños descansando como si nada malo pasara a su alrededor.

- Tienes una gran misión Dégel - Susurró retirando esos mechones verdes que se colaban en su rostro.

- Sé de donde proviene ese poder maldito.

Esa voz hizo que Deuteros, Unity y Seraphina se giraran para buscar al dueño de aquella voz.
Un reflejo de color blanco se hizo presente frente a ellos dejando ver a un hombre de túnica blanca sosteniendo un bastón demasiado grande que rebasaba la estatura de ese hombre.

- ¿Quien es usted?

Pregunto Unity en un tono desafiante, colocando a su hermana detrás de él y apuntando con su varita a ese nuevo intruso.

- Mi nombre es Hakurei y estoy en busca del sujeto que reina las tierras de Caristeas.

Al escuchar esto Deuteros dió un paso al frente y poco a poco bajo a Dégel al suelo procurando no despertarlo, pero antes debía cerciorarse de que no fuera una trampa mal intencionada para capturar a Kardia.

- ¿Cuáles son sus intenciones?

- El Reino de Caristeas está bajo mandato de un hombre con malas intenciones, un grupo de espectros que han atormentado a la población... ¡El rey no puede pasar escondido! Debe tomar su lugar antes de que sus tierras y su castillo se hundan en la miseria.

Deuteros saco al pequeño escorpión del bolsillo de Dégel y se lo mostró al hombre de cabellos blancos - Aquí está.

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