Capítulo 46

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Dégel mantenía un exhaustivo enfrentamiento con Fafner, aún no lograba encontrar su punto débil y eso comenzaba agotarlo físicamente.

El último ataque que le dió fue suficiente para que el joven terminara en el suelo con muy pocas fuerzas.
De no ser aquel llamado de su amado quién se acercaba corriendo en ese lugar donde se llevaba ese enfrentamiento.

- ¡Dégel!

- Kardia - Susurró con las pocas fuerzas que le quedaban, no ha logrado dominar completamente sus habilidades y esto lo mantenía en desventaja.

- Dégel, por favor responde - Al llegar Kardia lo tomó entre sus brazos deseando que ese enfrentamiento no hubiera pasado a mayores.

- Pero miren que emotivo - Se burló con desdén Fafner acompañado de unos aplausos con la mala intención de burlarse - Ya llegaron por ti Dégel, eres débil... No tienes el poder para usar el corazón escarlata y jamás lo podrás tener.

Aquel malestar en el cuerpo de Kardia comenzaba a manifestarse de nuevo, momentos atrás la guardiana de la reliquia calmó ese calor sin embargo está vez sentía como su propia mente ordenaba a su cuerpo controlar esa llama ardiente que sentía en su interior.
Dejó a Dégel sobre el suelo, estaba demasiado cansado, sus párpados se cerraron momentáneamente y ahora algo le decía que era su turno para intentar hacer algo por su amado hechicero.

- Deja a mi Dégel en paz.

- ¿Tu me harás frente? ¿El rey de Caristeas quiere luchar contra mi? - Fafner se acercaba cada vez más a Kardia  para intentar intimidarlo - No eres más que un simple humano que sin sus guardias y subordinados no es nada.

- ¡Tu haces lo mismo! Siempre mandas por el frente a tus seguidores... Los mandaste a destrozar el pueblo, sé que mis guardias estan detrás de todo esto también.

En ese momento Kardia colocó su mano sobre el brazo del Fafner, le dedicó una mirada de muerte al escuchar sus palabras.
Lo que jamás se hubiera imaginado Fafner es que cuando el joven rey lo tocó sintió como sus manos lo quemaban.

- Pero que... - Exclamó sorprendido Fafner - ¿Que clase de hechizo te dió Dégel para que  puedas poseer una habilidad?

Rápidamente Fafner se liberó del agarre de Kardia, dió unos pasos para atrás mientras lo señalaba con su varita.

- ¡Estoy harto de este juego, es hora de terminar con ustedes!

La poca fuerza que le quedaba a Dégel fue lo suficiente para ponerse de pie nuevamente a lado de Kardia, tomó su varita y señaló a Fafner para poder hacerle frente también.

- Somos dos contra ti - Amenazó mientras creaba un anillo de hielo que cubría el cuerpo de Fafner.

- Ja, ya lo entiendo - Susurró Fafner intentando liberarse de aquel ataque de Dégel.

El joven hechicero perdía fuerza, Kardia logró tomarlo de la cintura para evitar que cayera al suelo.

- ¡Dégel...!

El joven alzó su mirada para ver de frente a Kardia, se sentía muy agotado, sus párpados cansados y sobre todo su poder se agotaba.

- Creo que ya lo entiendo - Murmuró bajando la varita dejando a Fafner atrapado en aquellos anillos de hielo. Llevó su mano al rostro de su amado Kardia para darle una caricia sutil en sus mejillas.

- Qué es lo que entiendes.

- La razón del por qué estamos aquí.

El silencio se hacía presente en esos momentos, la mano de Dégel bajó lentamente hasta quedar sobre el pecho de Kardia, justamente en su lado izquierdo.
Podía sentir sus latidos y un pequeño calor emanando de ese lugar.

- Estamos juntos en esto por el bien de los demás...

- Y por todo lo que nos falta por vivir juntos.

Ante esa cercanía de ambos, Kardia acercó lentamente sus labios, se perdía en esa mirada tan sutil y fascinante de Dégel.
Una hermosa conexión de dos seres que después de tantas desgracias en sus vidas han podido complementarse el uno al otro.

Levantó un poco su rostro con ayuda de la yema de sus dedos para poder sentir la calidez de aquellos labios húmedos y suaves ante ese tacto, un beso cargado de ese amor tan esperando que nació desde aquél día que hablaron en el castillo.

En ese momento no importaba los gritos de Fafner quien seguía atrapado en esos anillos de hielo, si todo salía bien la paz llegaría pronto acompañado de una muy buena alianza dónde todos podrían vivir juntos.

- Creo que ahora entiendo muchas cosas - Susurró Dégel entre esos labios que seguían recargados en los suyos.

Un destello proveniente del cuerpo de Kardia se hizo presente, en el lado izquierdo de su pecho comenzó a llenarse de un destello carmesí mientras en los alrededores se cubría de una densa neblina.

- El corazón escarlata se resguardó en tu cuerpo Kardia.

Susurró Dégel al mirar como brotaba de su cuerpo un pequeño cristal rojizo quedaba frente a ellos.

- Eso es...

Dégel tomó aquel cristal entre sus manos, era demasiado pequeña, como de su propio pulgar - Esto es lo que hemos buscado desde el principio, por ello llegamos a este lugar, la misma reliquia te escogió a ti para esconderse en tu cuerpo.

- ¡Malditos! - Gritó Fafner molesto - Ustedes siempre tuvieron consigo la reliquia.

- El corazón escarlata no es para aquellos que solo buscan dañar a los demás - Exclamó Dégel molesto.

- Oye Dégel - Kardia lo llamo por detrás - ¿Y cómo la usaremos?

- Tengo entendido que esto hará que nuestras habilidades se vuelven más poderosas.

- Pero yo no tengo habilidad - Contestó el joven rey de Caristeas sin entender lo que sucedía.

- Las tienes Kardia, al formar parte de mi vida tu serás poseedor de una habilidad y por lo visto se asocia al maleficio que te dejó Saori desde aquél día. Puedes hacer de esa temperatura de tu cuerpo tu mejor aliado.

Kardia se quedó unos momentos pensando aquellas palabras que la guardiana del corazón escarlata le dijo momentos atrás.
Al parecer tenía razón, ahora solo les quedaba hacerle frente a sus enemigos comenzando con aquel fastidioso lich.

- El hielo y el fuego - Susurraron ambos al darse cuenta de la realidad.

La reliquia que Dégel sostenía en sus manos se quebró por si sola a la mitad, de manera asombrosa cada mitad tomó su lugar en su cuerpo entrando por el lado izquierdo de su pecho.
Ahora ambos entendían por qué se usaba el término corazón, si realmente no poseía una forma como lo menciona, luego las palabras de Hakurei tomaron razón.

El corazón escarlata solo sería para aquellos nobles de sentimientos.
Una reliquia no muy fácil de encontrar, no mucho menos de adivinar.

- Estamos juntos en esto Dégel - Le sonrió Kardia entrelazando sus dedos con los de su amado hechicero.

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