Capítulo 5

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Degel al sentirse con más confianza en esa pequeña cabaña, caminaba a la par de Deuteros para ir a la cocina.

-Degel, por favor no le digas a los demás que eres un hechicero... Yo te prometí que jamás te delataré. Quizá el resto te pregunte de donde vienes... Inventa cualquier cosa pero no menciones nada sobre tu realidad por favor- Suplicó el joven de cabellos azules.

-Te lo agradezco Deuteros- Respondió con una sonrisa.

Ambos llegaron a la entrada de la cocina, Aspros, Manigoldo y Albafica disfrutaban su plática degustando su té acompañado de algunas galletas.

-¡Deuteros... Ya era hora de que bajaran! ¿Qué tanto hacían?- Preguntó Aspros con una mirada pícara.

-¿Qué? Nada de lo que estás pensando- Contestó el menor un poco nervioso.

-Bueno, cambiando de tema... Espero que ahora si podamos saber más de ti- El gemelo mayor se acercó a Degel para saludarlo cordialmente- Bienvenido a nuestra cabaña, mi nombre es Aspros y ellos son Manigoldo... Y Albafica. Claro que también apenas vamos conociéndolo, así que pasa para que puedas tomar un te con nosotros- Aspros acercó otra silla para que el joven de cabellos verdes tomara asiento en la mesa con ellos.

-Es un placer conocerlos... Mi nombre es Degel- Se presentó ante los demás haciendo una leve reverencia antes de sentarse.

-Con esos modos pareces de la realeza... ¿De donde vienes Degel? Perdón por mi intromisión- Cuestionó Albafica tratando de conocer más al de cabellos verdes.

-Yo... Bueno vengo de un Reino lejano de aquí...- Degel no sabía que responder, comenzaba a ponerse nervioso cuando Deuteros colocó su mano sobre su hombro y contestó por él.

-Degel, ha tenido un viaje muy largo y no ha descansado bien... Escapó de su reino por la escases de agua que tienen, para llegar allá son dos días a carruaje- Respondió con una sonrisa dejando a los demás satisfechos con esa respuesta.

-Vaya, sin agua es dura la vida así- Contestó Manigoldo mientras tomaba su taza para darle un sorbo a su té.

-¿Ah? Este si claro, así es esto tuve que salir para buscar una mejor vida para mi, desde que perdí a mis padres... He tenido que arreglármelas yo solo- Degel bajó la mirada triste, porque a pesar que intentaba mentir, sabía que eso era verdad, sus padres perdieron la vida después de todo.

-Te comprendo Degel, nosotros también vivimos solos... Deuteros y yo siempre hemos estado juntos en esta cabaña. Pero así es la vida, siempre hay que disfrutar como si fuera el último- Dijo Aspros mientras tomaba otras galletas más.

-Degel ¿Donde estás viviendo por el momento?- Cuestionó Manigoldo para conocer mejor al joven.

-En realidad, no tengo donde quedarme... Ayer pase la noche en una cueva-

-¿En serio? Me imagino que no tienes trabajo entonces- Preguntó Albafica y solo Degel asintió ante su cuestionamiento.

Justo en ese momento Aspros estaba usando un cuchillo para cortar algunas frutas pero accidentalmente se cortó.

-¡Ahh!- Se quejó del dolor, en seguida de la sangre que comenzaba a salir de la herida.

-¡Aspros estás bien!- Preguntó el gemelo menor preocupado.

-Si, solo es una cortada... Todo bien- Se levantó de la silla y fue a lavar su herida con un poco de agua. Albafica estaba por levantarse de la silla para darle algún remedio pero Degel fué quien se acercó hasta donde estaba Aspros, sacó de uno de sus bolsillos un papel y comenzó a desdoblarlo para sacar una especie de planta triturada y se lo colocó en la herida del gemelo.

-Con esto la sangre tiene que detener- Degel nuevamente guardó su papel en su bolsillo después de darse cuenta que su remedio sirvió después de todo.

-Espera... ¿Tienes conocimientos de herbolaria?- Preguntó Albafica asombrado.

-No del todo, solo lo básico... Mis padres me enseñaron solamente algunas cosas- Alzó los hombros y nuevamente se sentó en la silla con los demás.

-Wow- Deuteros estaba asombrado con aquél joven, parecía una cajita llena de sorpresas.

-Sé que sonará loco pero... ¿Quisieras irte conmigo al castillo de Caristeas? Soy el herbolario real del Rey Kardia y a veces necesito a un ayudante y tú podrías ser mi aprendiz... ¿Qué dices?- Preguntó muy animado Albafica, estaba maravillado con los conocimientos de ese joven.

Degel no sabía que decir, miraba de reojo a Deuteros quien lo observaba muy preocupado. Por una parte llegaría al Reino, justamente al lugar donde correría peligro, por otra parte, si sabía manejar la situación estando dentro del castillo no tendría ningún impedimento, al contrario, nadie sospecharía que es un hechicero.

-Yo... ¿Puedo pensarlo un momento por favor? No estoy muy seguro aún- Degel se levantó de la silla y salió de la cabaña para poder despejar sus dudas y sobre todo tomar una buena decisión.

-¡Degel!- Llamó Deuteros y salió detrás del joven hechicero.

-¿Soy yo... ó algo se traen ellos dos?- Preguntó Manigoldo mirando como salía su amigo detrás de Degel.

-Lo dudo, Deuteros es el tipo de personas que busca ayudar a los demás sin importar nada... Será un poco serio y callado pero conozco a la perfección a mi gemelo, siempre tiene una voluntad de hierro cuando de ser empáticos se trata- Contestó Aspros con suma tranquilidad mientras le daba un sorbo a su té.







-¡Espera Degel!- Corrió el gemelo menor detrás del hechicero, cuando lo pudo alcanzar lo tomó del hombro para que pudiera verlo.

-Deuteros- Susurró.

-Degel ¿Te sientes bien?- Cuestionó preocupado por él.

-Si, pero... No lo sé, yo... No sé que será lo correcto... Ir allá a ese famoso castillo donde seré presa de todos...- Con la mirada en el suelo, fue interrumpido por el gemelo menor.

- Ó podrías esconder tus habilidades y allá nadie lo notará... Estando en el castillo ninguno de los guardias del rey querrá hacerte daño, solo no muestres tu magia y procura controlarte para que no pase lo de hace rato como en la habitación-

-¿Estás seguro?- Preguntó más tranquilo.

-¡Claro, además si no te llegaras a sentir a gusto, tienes las puertas abiertas con nosotros... Lo importante es que tú estés a salvo- Contestó Deuteros tratando de darle ánimos al joven hechicero.

-Supongo que tienes razón- Degel suspiró más aliviado, después de unos momentos salía Albafica para saber su decisión.

-Degel... Saliste repentinamente de la cabaña, dime ¿Qué decidiste con la oferta que te ofrecí? Por lo demás no te preocupes, tendrás todas las comodidades a tu alcance, solamente me ayudarás eso es todo- Suplicó Albafica tomándolo de los hombros.

-Yo... Sí acepto iré contigo- Respondió más tranquilo y agradeciéndole por medio de señas a Deuteros.

-Bien, entonces partiremos de inmediato al castillo... Vete preparando, hoy conocerás al Rey de Caristeas-

Degel en sus pensamientos se preguntaba como sería el rey... Y lo más importante, ¿Cómo lo trataría? Solo rogaba que todo saliera bien, sin ningún problema...

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